Plaza Pública/ Mentiras

AutorMiguel Angel Granados Chapa

Debería multiplicarse la sujeción de personajes públicos al detector de mentiras: la magnífica idea de Raúl Peimbert, conductor del Informativo MVS, de aplicarlo a Bernardo Segura no sólo puso en claro que el marchista dice verdad sobre su ignorancia de la presunta descalificación en Sydney, sino también fortaleció la convicción de que es sano y útil dar la cara cuando se es víctima del vilipendio infundado.

Formarán legión quienes desmientan al ex Presidente Salinas, quien hizo con insinuaciones sibilinas y mendacidad plena la masa con que cocinó su pesado libro: unos 750 gramos de inexactitudes, apreciaciones erradas, forzamiento de hechos para su defensa y también, hay que reconocerlo, habilidosa utilización de posiciones críticas ajenas cuando el destinatario es su nueva bestia negra, el Presidente al que dejó el poder en 1994. Si los afectados y aun agraviados por Salinas tuvieran en común más que el ser ofendidos y difamados, podrían organizar una acusación conjunta. Pero tendrían quizá que esperar a diciembre próximo para cursarla ante el Ministerio Público, pues quienes lo encabezan hoy en el nivel federal y en el ámbito capitalino bien podrían suscribir tal acusación colectiva, referidos como están para su mal en el mamotreto de Salinas.

La primera reacción formal en esa dirección es la de Cuauhtémoc Cárdenas. Salió de inmediato al paso de una mentira en el relato de Salinas. Al reseñar la relación frecuente de sus Secretarios de Gobernación con dirigentes perredistas, el ex Presidente afirma que en enero de 1993, recién llegado al cargo que desempeñaría sólo un año, Patrocinio González Garrido le informó que Cárdenas había solicitado un incremento de 50 por ciento en los millones "que se recibían al mes", pues los 100 de entonces "ya no eran suficientes y pedía incrementarlos a150".

Cárdenas denunciará penalmente a Salinas por ese infundio. Por lo pronto, sin embargo, salió en defensa de su nombre y su fama. Tras rechazar "enérgicamente" la inferencia de que recibió "dinero de su Gobierno", reconoce estar "indignado", pero se niega a "responder con desahogos e insultos". Y declara:

"La difamación no me alcanza. Hay una vida pública y una serie de hechos que me han mantenido en permanente confrontación con Carlos Salinas y todo lo que él representa.

"Ningún funcionario del Gobierno salinista puede decir que haya puesto en mis manos cantidad alguna ni que siendo yo presidente del PRD hayan ingresado al partido recursos de cualquier...

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