PLAZA PÚBLICA / Una mujer para la CDHDF

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

La Quinta Legislatura de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, que cumple dos semanas de actuación, se apresta a designar a quien presida la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), cuyo presidente Emilio Álvarez Icaza concluye mañana 10 años de labor singularmente productiva, de gran utilidad para la convivencia de los capitalinos, cuyos logros deberán ser continuados y consolidados por quien lo reemplace a partir del jueves próximo.

Ayer lunes los miembros de la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea se reunieron con el Consejo de la CDHDF, un notable grupo de trabajo compuesto por mujeres y varones cuya vocación de servicio los lleva a dedicar parte de su tiempo a participar en un consejo exigente, que se distingue por actuar más allá de la rutina protocolaria en que suelen sumirse los comités consultivos. Fue una buena idea de los diputados locales integrar el parecer de los consejeros a los insumos con que, si no lo han hecho a esta hora, amasarán su decisión. El Consejo de la CDHDF había ya hecho conocer el perfil que juzgan idóneo para encabezarla, y seguramente abundó en ese trazo en la reunión de ayer. Se presumía que los legisladores abocados a esa tarea permanecerían reunidos después de su sesión con los consejeros y elaborarían el dictamen que podría ser sometido al pleno del órgano deliberante hoy mismo.

Se inscribieron 24 candidatos a presidir la Comisión. Aunque se percibe que algunos aspirantes no tienen cabal conciencia de la naturaleza y función de ese órgano, y tampoco de su propia preparación y vocación para optar por ese cargo, la mayoría de los inscritos reúne condiciones que los hace sustantivamente elegibles (amén de su cumplimiento de los requisitos formales). En ese sentido, los diputados de la comisión dictaminadora tienen un cómodo racimo de posibilidades, un ancho campo en el cual desplegar la importante facultad de que están investidos. Al mismo tiempo, sin embargo, la decisión se complica porque en el elenco a considerar hay media docena al menos de personas cuya elección resultaría satisfactoria para la porción de la sociedad capitalina que ha mostrado interés activo en este proceso.

La elección, sin embargo, no ocurre en el vacío. Los diputados, en la comisión dictaminadora y en el pleno, tienen sus propios intereses y pareceres, y son susceptibles a presiones políticas que vienen de fuera de la Asamblea, procedentes de sus partidos o del gobierno mismo de la capital, que...

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