PLAZA PÚBLICA / Operación Limpieza

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Asegura el ex subprocurador José Luis Santiago Vasconcelos que durante su estancia al frente de la SIEDO "implementó una vigilancia extrema a sus subordinados con información de Inteligencia Militar y de la DEA para evitar la infiltración del narco" (MURAL, 28 de octubre). Y sin embargo no reparó en la creciente fortuna de Miguel Colorado González, coordinador general técnico de dicha subprocuraduría, próximo a él en la escala jerárquica, quien sin embozo expresaba en sus declaraciones patrimoniales sus compras de automóviles lujosos, inmuebles bien situados y ahorros que saltaron de 90 mil pesos en 2004 a un millón 200 mil pesos al año siguiente.

Colorado González está ahora preso en el penal de alta seguridad de occidente, en Puente Grande, Jalisco. Estuvo sujeto a arraigo desde el comienzo de agosto y puede ser extraditado a Estados Unidos, pues la justicia estadounidense lo ha requerido para que responda a cargos que se formalizaron el jueves pasado, en que el funcionario pasó en México del arraigo a la prisión. Siguió la misma suerte su subordinado Fernando Rivera Hernández, director general adjunto en la coordinación que encabezaba Colorado González. También están presos en el penal jalisciense dos miembros de la Agencia Federal de Investigación, uno más está arraigado y dos se hallan prófugos. Se les acusa de recibir copiosas cantidades de dinero a cambio de información entregada a la banda de los hermanos Arturo y Alfredo Beltrán Leyva. Fueron señalados por autoridades estadounidenses que en éste como en otros casos se anticiparon a eventuales acusaciones mexicanas.

El propio procurador Eduardo Medina Mora informó de la conversión de esos funcionarios en delincuentes. La incluyó en la presentación de una Operación Limpieza de que forma parte la separación de sus cargos de 35 agentes del Ministerio Público adscritos a la SIEDO. En la conferencia de prensa respectiva fue inevitable que se le preguntara sobre la actitud de los titulares de esa subprocuraduría en cuya gestión sus colaboradores se vendieron al enemigo. Sin eludir la interrogación Medina Mora no la respondió, diciendo sólo que se habían formulado cargos contra aquellos respecto de los cuales había evidencia de su conducta delictiva.

Los sucesivos jefes de los funcionarios recluidos en Jalisco dejaron de ser subprocuradores casi simultáneamente con el comienzo del arraigo de Colorado González y Rivera Hernández, este último ex militar formado ex profeso para combatir a los...

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