DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Fortuna

AutorCatón

Pirulina se casó con Meñico Maldotado. Lo vio por primera vez al natural en la noche de bodas y le propuso: "¿Te parece si mejor vemos la tele?"... En un lote baldío una cabra encontró un rollo de película, y empezó a comérselo. Llegó otra cabra y le preguntó: "¿Qué estás comiendo?". "Una película -respondió la primera-. Pero me gustó más el libro"... En el bar la curvilínea rubia le preguntó al añoso caballero que se sentó a su lado: "¿Cuánto se lla... perdón: ¿cómo se llama?"... Uglicio era más feo que un coche por abajo. Además era tonto, y pobre de solemnidad. Le propuso matrimonio a una mujer que ya no estaba precisamente en sus mejores años. A pesar de eso ella lo rechazó. "¿Por qué? -le preguntó Uglicio, desolado-. ¿Hay alguien más?". "¡Tiene que haberlo! -exclamó la mujer con desesperación-. ¡Tiene que haberlo!"... Yo soy conferenciante de la legua. A mi edad debería estar sentado en una mecedora, viendo pasar la vida y esperando la otra. Pero Diosito bueno me ha dado salud buena, y entusiasmo, y permanente asombro, y hambre y sed insaciables de vivir. Gratias ago tibi, Domine. Voy entonces por todos los caminos, jubiloso juglar; de arriba para abajo en el avión; de aquí para allá en el automóvil. Me sé 100 hoteles de memoria. Ningún buen restaurante, o buena fonda, o buen figón caminero, o mercado que ofrece buen yantar me son ajenos. Gano la vida hablando y escribiendo. Fortuna grande es ésa. No siempre he sostenido mi palabra, pero la palabra me ha sostenido siempre a mí. Por eso nunca he tenido que trabajar. Soy excepción gozosa al bíblico principio según el cual el hombre debe ganar el pan con el sudor de su frente. Yo ni sudo ni me acongojo. Logré escapar de la venganza de Yahvé, y me las he arreglado para vivir del cuento. No somos muchos los que podemos vivir para contarlo. Mañana martes, por ejemplo, a las 9 de la mañana, daré una conferencia en el Teatro Universitario, Unidad Mederos, de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Estaré eternamente agradecido con esa prestigiada institución que me otorgó su máxima distinción académica: el grado de Doctor Honoris Causa. La noble casa de estudios cumple 80 años de existencia, y su Rector, el doctor Jesús Áncer Rodríguez, nos pidió a cada uno de los doctorados dar una conferencia magistral -en mi...

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