DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Atribuciones ajenas

AutorCatón

Un tipo le preguntó a otro: "¿Te gustaría participar en un ménage à trois?". Respondió con entusiasmo el otro: "¡Sí!". Le dice el primero: "Pues ve corriendo a tu casa. Nada más tú faltas"... Solicia Sinpitier, Himenia Camafría y Celiberia Sinvarón, maduras señoritas solteras, iban por una calle de su colonia. Las vio el borrachín del barrio y les gritó con tartajosa voz: "¡Viejas solteronas! ¡Hoy en la noche me las voy a tirar!". Al día siguiente las tres antañonas doncellas volvieron a pasar por ahí. Vieron al temulento y le dijeron muy enojadas: "¡Incumplido!"... Don Cornífero llegó a su casa desolado. Le contó a su mujer: "Fui con el médico y me dijo que soy estéril de nacimiento". "Qué pena -se condolió la señora-. Lo bueno es que alcanzamos a tener ocho hijos antes de que lo supieras"... El Ejército Nacional ha sido siempre una institución respetable y respetada. A quienes nos iniciábamos en el periodismo se nos hacía la consabida admonición: no debíamos tocar ni con el pétalo de una risa a la santísima trinidad formada por el Presidente de la República, el Ejército Mexicano y la Virgen de Guadalupe, en ese orden. De aquel tiempo hasta hoy la devoción por la Guadalupana no ha sufrido mengua alguna a pesar de todas las modernidades. Contrariamente, en los últimos 18 años la imagen presidencial ha caído a la altura del betún. (Así dicen en Tabasco para aludir a lo que anda por los suelos. El tal betún es el de los zapatos). En las nuevas circunstancias del País, y considerando lo que puede traer el futuro, el Ejército no debe perder la respetabilidad que hasta hoy ha conservado. Entiendo que la relación entre los mandos militares y el Ejecutivo es muy delicada. El Presidente de la República es el Jefe Supremo del Instituto Armado, que le debe no sólo lealtad, sino también absoluto acatamiento. Y sucede que ahora el Mandatario en turno está encargándole (cargándole) al Ejército tareas que en sentido estricto no corresponden a las funciones que la Constitución le ha asignado. Eso de la Guardia Nacional presenta ángulos sumamente debatibles, y puede convertirse en riesgo para los ciudadanos, e incluso para la integridad nacional. Lo otro, lo de que el Ejército se encargue de la construcción del aeropuerto de Santa Lucía, está totalmente alejado de lo militar. El soldado mexicano debe contribuir con carácter de extraordinario y en condiciones de emergencia a la salvaguarda de la seguridad de los ciudadanos, pero...

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