Entrevista/ Porfirio Muñoz Ledo/ Lo que Pasa en el Sureste Confirma el Atraso Político

AutorAlejandro Salas

MURAL/ México

México requiere una nueva constitucionalidad, y no entenderlo es traicionar la decisión de cambio tomada por el pueblo de México el 2 de julio, sostiene Porfirio Muñoz Ledo, quien coordinó la Comisión de Estudios para la Reforma del Estado en el equipo foxista.

Para el único político del país que ha participado en las últimas cinco reformas electorales, existe la "obligación histórica" de emprender, ya, los trabajos del nuevo pacto.

"El país no quiere ver escenarios del pasado, prolongados ni multiplicados, no quiere ver mascaradas políticas, quiere ser un país unido en torno a una nueva institucionalidad", argumenta.

Para Muñoz Ledo, intentar restaurar el autoritarismo sería el peor de los defectos en una sociedad democrática, por lo que considera urgente poner a discusión los nuevos planes.

¿El contexto actual de México es el idóneo para la reforma?

Sí, es el momento. Nunca estuvimos más confrontados en el país que en el 88, en donde todos los partidos de Oposición desconocieron la elección de Carlos Salinas, donde incluso pudimos haber conducido al país a unas elecciones extraordinarias, donde había un clima de total enfrentamiento en el país y, sin embargo, con una convocatoria del Gobierno, en enero de 1989 estábamos sentados discutiendo una reforma, incluso los partidos y movimientos que no reconocíamos al Gobierno.

Y así ocurrió en 1994, después del levantamiento de Chiapas, revisamos leyes ya comenzado el proceso electoral y replanteamos la reforma a las instituciones; y así ocurrió después de la elección de Zedillo, y así ocurrió en el primer Gobierno en el que por primera vez un Congreso con mayoría de Oposición, en 1997, planteó al Gobierno una agenda legislativa muy ambiciosa.

En estos primeros pasos de la transición hay tropezones que inquietan: Tabasco, Yucatán e incluso Chiapas. ¿Cuál es su lectura?

Lo que está pasando en el sureste, emblemáticamente en Tabasco, pero también en Yucatán, en Chiapas y de un modo sordo en Campeche, es una prueba, primero, de que el país no es sincrónico, es decir, no se mueve todo en los mismos tiempos históricos, sino que es un país de velocidades distintas, y por velocidades me refiero a ritmos históricos; confirma un atraso político, particularmente grave en el sureste, en donde los fenómenos de caudillismo, desacato a la ley, corrupción y profunda crisis social, son recurrentes.

Esto sin olvidar Quintana Roo, cuyo ex Gobernador continúa prófugo. Son también un testimonio de que...

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