De preciosa a cascajo
Autor | Alejandro Alvarado |
En la época prehispánica, la obsidiana permitió la expansión de culturas como la de Teuchitlán, que la consideraba su objeto más valioso. La utilizaban en joyería, puntas de flecha y cuchillos de sacrifico.
Hoy, ese valor como vestigio patrimonial sólo lo saben los arqueólogos y artesanos que la trabajan y luchan por que no se le explote sin control y se agote.
De hecho los yacimientos del tipo manto huichol, que destaca por sus líneas finas de colores, los compraron japoneses y los agotaron; sólo queda una piedra como muestra en el Museo del Tequila.
"De acuerdo a la Ley Minera, la obsidiana no está considerada como una piedra semipreciosa o preciosa, está considerada como roca de cascajo, como el tezontle y la grava, pero es necesario subirla de nivel para que no pase lo mismo", expresa el arqueólogo Rodrigo Esparza.
También comerciantes chinos compran yacimientos completos del Volcán de Tequila y la trasladan en barcos hasta el continente asiático.
"De esta región sostenemos a todo el mundo que compra obsidiana y los dueños de la obsidiana están bien amolados", dice Salvador Aguirre, artesano que se ha negado a vender sus tierras con minas de vidrio volcánico a los chinos.
"La gente no sabía el valor de esa piedra y qué se hacía con ella, y llegan (los comerciantes) a un rancho con gente pobre, ignorante y con ganas de dinero".
Esparza subraya la importancia histórica de la obsidiana porque dio pauta para el desarrollo y engrandecimiento de la tradición Teuchitlán, de ahí que en sitios lejanos a la ciudad de pirámides circulares, hay estructuras similares a Los Guachimontones.
"Cada yacimiento tiene una huella química y hemos hecho estudios y se ha encontrado en el sureste de EU piedra de Tequila, también en el sur, por la costa, en Colima, Michoacán, Guerrero y quizá llegó hasta Oaxaca", dice el arqueólogo.
El autor de la tesis La Revalorización de la Obsidiana frente a la Globalización: un Patrimonio Cultural de México llegó a registrar en Teuchitlán más de 250 pozos que evidenciaban la extracción prehispánica, pero en la actualidad hay menos de la mitad.
"Ni se han hecho bien las poligonales de protección y se explota irracionalmente. Todas las huellas de esa trayectoria de la tradición Teuchitlán, y posteriores, se están perdiendo", lamenta.
"De esos pozos de extracción sólo queda la mitad, ¿por qué? Por un lado se les ocurrió poner el basurero municipal sobre el yacimiento; se les ocurrió plantar agave sobre la obsidiana, y un...
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