Profesionalismo en las alturas

AutorAleyda Ángel

Fotos: Aleyda Ángel

Pasaron dos años para que DJI nos mostrara un nuevo Mavic Air, su línea de drones de consumo de gama media en un cuerpo pequeño y plegable.

La línea Mavic Air fue presentada en 2018 como fácil de transportar y perfecta para aquellos que quisieran iniciarse en el mundo de la fotografía aérea con un dispositivo asequible, pero con buenas y competitivas prestaciones, por lo que se esperaba que su sucesor integrara nuevas y mejores herramientas.

Y así fue, pues en el nuevo Mavic Air 2, DJI puso una serie de capacidades y funciones que lo han convertido en uno de los drones más esperados por los fotógrafos aéreos.

Una de las características principales es su nueva cámara con sensor Quad Bayer de 48 MP, sistema que se especializa en productos audiovisuales profesionales.

Además, este sensor permite grabar a 60 cuadros por segundo en 4K, por lo que también es utilizado en producciones cinematográficas.

Otra novedad en este sentido es la capacidad de grabar Hyperlapses con una resolución en hasta 8K.

Y, a través de OcuSync 2.0, tecnología de transmisión patentada por DJI, la empresa promete entregar video HD extremadamente fiable y estable desde el dron y a una distancia máxima de 10 kilómetros, pues OcuSync 2.0 admite bandas de frecuencia de 2.4 GHz y 5.8 GHz y utiliza una función para cambiar automáticamente entre ambas dependiendo de la intensidad de la señal.

Además de esta función, la tecnología anti interferencia bloquea las señales no deseadas para mantener una buena transmisión mientras el dron está en acción.

A estas características se sumó un nuevo control remoto y un sistema de mando desde la app DJI Fly, mejoras que los droneros agradecerán pues anteriormente la aplicación con la que se manejó el Mavic Air fue DJI Go, que no estaba en español pero sí llena de botones y paneles complicados.

Considerando que tenía entre mis manos un dron totalmente renovado, con capacidades cinematográficas y tan anhelado por varios, quise visitar un paisaje hermoso que se prestara para fotografías aéreas que nos dejaran ver su majestuosidad. Pero en pleno confinamiento sólo me quedó retratar el lugar donde vivo: Tlatelolco y su paisaje urbano.

Debo confesar que nunca había volado un dron con capacidades tan robustas, el único contacto que había tenido con un dispositivo del tipo fue con uno pequeño que le trajeron los Reyes Magos a mi sobrino, es decir, uno de diversión.

Por esa misma razón tenía miedo, me sentía insegura porque...

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