Puente con 'dueños'

AutorRebeca Pérez

Hacer "skate" o intrincadas piruetas con bicicleta en medio de una transitada calle suena a algo más que deporte extremo, pero ya ocurre en Avenida Lázaro Cárdenas, bajo el polémico Puente Matute Remus, con la idea de que los tapatíos se apropien del espacio, con actividades culturales y de recreación.

La oportunidad de dinamizar ese lugar es enorme, según indica la socióloga Erika Loyo Beristain, aunque el arquitecto Alfredo Hidalgo manifiesta que este espacio es inadecuado y es una distracción luego de la construcción de un puente que no soluciona los problemas viales de esta zona de la Ciudad.

"Aprovechar estas áreas suena poco viable, porque tienen un puente arriba y porque son peligrosas, sin embargo creo que el Gobierno puede ser inteligente y discutir públicamente cómo los ciudadanos quieren usar esos espacios", dice la socióloga Loyo Beristain quien estuvo como asesora del proyecto de socialización del puente.

"Los chavos pueden usar ese espacio para la recreación, pero también puede servir para hacer eventos en la noche, una exposición de artes plásticas, generar arte urbano", añade.

Esta superficie residual entre la avenida y el puente se convirtió en una especie de parque lineal, con senderos para caminar y con bancas, además cuenta con angostas áreas verdes y una pequeña pista de concreto dedicada al "skate" y a "bikear".

"La falta de espacios ha llevado a que los jóvenes busquen lugares que a veces no son los más apropiados. De entrada el puente fue una mala decisión, pero cualquier intento de rescate del espacio es positivo, si se usa, qué bueno, es mejor que se le dé un uso, a que eso esté lleno de basura", recalca Hidalgo, fundador de Com:Plot, un foro dedicado a discutir los problemas de movilidad en la Ciudad.

Utilizar este tipo de espacios para convertirlos en una oportunidad para la recreación ya es una realidad en urbes de países como Estados Unidos, así como en Monterrey y Ciudad de México, pero éste será el primero en su tipo en Guadalajara.

David Guillén, de 23 años, fue de los primeros jóvenes que ya se ven probando la pista. En un descanso de sus piruetas con la bici cuenta que vive en Tesistán. La nueva instalación con rampas no le queda de paso, pero asegura que recorrería el largo camino desde su casa para aprovecharla.

"Por tradición los espacios en torno a un puente terminan convirtiéndose en lugares oscuros, muy inseguros y a la gente le da miedo pasar por ahí, por eso me parece un acierto que se haya hecho...

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