Rafael Aviña / Muchos efectos y poca sustancia

AutorRafael Aviña

Día de la Independencia: Contraataque (Estados Unidos, 2016), del alemán Roland Emmerich, es tal vez la secuela más decepcionante y desangelada de los espectáculos veraniegos de las últimas dos décadas.

Y es que el mérito de una cinta como ID4 (1996) era el haber recuperado temas y situaciones de obras de culto Serie B, pero a través de un humor que rozaba la parodia y el exceso.

Emmerich y su guionista, Dean Devlin, enfatizaban en la acción, la ironía y en el tema de la defensa del orden mundial liderado por los estadounidenses. Esto último es lo único que prevalece en una segunda parte inútil y desechable que tarda 40 minutos en arrancar su entramado, que parece más cercano a un piloto para una serie de televisión alienígena con héroes postadolescentes.

Efectos espectaculares y precisos, un buen suspenso gradual y un divertido discurso patriotero casi en plan de chacota consiguieron crear hace 20 años una suerte de homenaje al cine fantástico y a las grandes épicas cinematográficas. Ello, en un filme muy entretenido aunque de objetable ideología que desataba la más delirante paranoia de la ciencia ficción.

Por desgracia, su secuela peca de algo peor: es aburrida en aras de un filme grandilocuente y desarticulado, con escenas de acción torpes y...

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