Realiza labor de los policías

AutorSilvia Isabel Gámez

MÉXICO.- Lo rastreó una semana. Movido por la rabia, dice. Sentía tanta que no pensó en el miedo. El 30 de julio, el argentino Fernando Gabriel Vega navegaba por el chat de gay.com cuando lo vio: "lalotlane".

Apenas el miércoles anterior, un delincuente, con ese nick, había contactado a su amigo, Zenaido Torres, y después de quedar en su departamento, lo había drogado y robado.

Para Agustín Javier Vidal Dionicio, de 35 años, "lalotlane", el golpe había salido redondo. A Zenaido lo dejó fuera de combate, durmiéndolo con una bebida: "Destapó la botella, me la dio, tomé, y ahí quedé, no supe nada". Luego metió en una mochila cuanto encontró: una computadora, una cámara fotográfica, dos celulares -todo por un monto de 20 mil pesos-, y cuatro tarjetas de crédito, de las que gastó 45 mil pesos.

Fue la jefa de Zenaido quien avisó a Fernando que su amigo estaba inconsciente en el hospital.

"Me dio tanta angustia verlo así, que desde el día siguiente me puse a monitorear el chat, esperando que el tipo se conectara", cuenta Fernando.

Convencer a "lalotlane" para que lo visitara fue cuestión de minutos.

Dionicio, poco agraciado, evitaba subir su imagen al chat. Fernando, siempre bromista, dice que al reconocer su nick no lo dudó: "Decidí poner mi belleza al servicio de la justicia". Lo tentó con varias de sus fotos y, cuando el delincuente le advirtió que él para nada era guapo, el argentino le describió a su hombre ideal, que "curiosamente" -gracias a la asesoría de Zenaido- tenía sus rasgos.

Por eso, cuando Fernando le pidió que pasaran al messenger y prendiera la cámara, accedió confiado. Él le tomó fotos.

Acordaron verse, alrededor de las 21:30 horas, en el departamento de Fernando, en la Zona Rosa. Disponía de 40 minutos para idear cómo atraparlo.

Primero le habló a Zenaido, que lo identificó por las fotos, después, pensó rápido. El plan era sencillo: mientras Dionicio subía por el elevador, su amigo debía bajar por las escaleras en busca de la Policía.

"Cuando me avisaron que el tipo había llegado, me serví medio vaso de Coca de dieta", dice. "Vino cargando una bolsa de Oxxo con cuatro botellitas (de 'Fixion Ice Blue'); se sentó, puso la bolsa en el piso, entre sus piernas, destapó una y me la ofreció. Para hacer tiempo le dije: 'Mirá, ya me serví coca, me la termino y ahora tomo con vos'. Obviamente que nunca me la iba a acabar".

Afuera, Zenaido corría en busca de la Policía. Paró a...

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