Rebanadas / Una Estación en Providencia

AutorCony Delantal

Con mucho brío, hace unos meses, La Estación De Lulio se fue a probar suerte a Providencia.

Después de muchos años de probado éxito, este restaurante que inició en Libertad por la zona de Chapultepec, encontró un buen mercado en una zona muy distinta. Ya habíamos pasado por ahí mi marido y yo y hace unas semanas decidimos ir a desayunar. El concepto es, digamos, más vanguardista, con algunas piezas decorativas de arte moderno en la banqueta, que causaron tentación a los niños, ya que dos de ellas eran las figuras de carritos montables.

Esta Estación se ubica en la esquina de Rubén Darío y Ricardo Palma, con paredes muy bajas y sin ventanas, lo cual propicia una buena ventilación con aire fresco. Cuando entras, todo es movimiento, meseros corriendo por aquí, la recepcionista atendiendo a los nuevos visitantes y en la barra de café un hervidero.

Eso sí, desde que te ven llegar todos son muy atentos. Incluso hubo un detalle que nos cautivó, porque reflejó el interés del capitán por nuestra satisfacción. Resulta que pedimos para los niños unos molletes de frijoles con queso. Transcurrieron unos minutos y mi marido recapacitó sobre los frijoles que llevarían, ya que habitualmente se cocinan con manteca y los pequeños todavía no pueden comerla.

Se lo hizo saber al mesero, preguntándole a la vez si era posible cancelarlo, pero comentó que ya venía en camino. Al darse cuenta de ello, el capitán se acercó y ordenó que se cancelaran, sin importar que ya estuvieran listos.

Ante tanta cortesía, no podíamos corresponder distinto, así que mi marido pidió que los dejaran y los llevaríamos a casa para comer después. Pero la fineza ahí estuvo.

De la carta llaman la atención la machaca de Sonora, que se sirve solamente con papas, jitomate y cebolla, sin huevo, así como la carne con chile.

También nos hizo ojos el chicharrón prensado en salsa roja y hasta los waffles, pero finalmente mi marido se decidió por unos huevos divorciados con chilaquiles, además de los molletitos, de 35 pesos las dos piezas. Yo me decidí por unos huevos Lulio, de 48 pesos, que vienen servidos en una cazuela. Son dos piezas de estrellados, montadas sobre frijoles negros caldositos, con queso fresco y tortillas, bañados con salsa verde. Se veían buenísimos y sabían mucho mejor. Los pude probar y me parecieron una maravilla.

Pedimos también café y es precisamente en ese departamento donde tienen muchas fortalezas, ya que tienen una buena gama de preparados, tanto de bebidas calientes...

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