Rebanadas / Guacamayas y tostadas

AutorCony Delantal

Me topé de una manera inusual con un restaurante muy original. Es típico que en Facebook te encuentres con lugares a los que la gente le pica ese botoncito de "me gusta". Así me topé con La Panga del Impostor, ya que una amiga le dio su visto bueno y me animé a conocerlo.

Es de comida de mar y está en Avenida La Paz, casi llegando a Chapultepec. Se trata de un pequeño y sencillo localito con decoración playera, tirándole a retro, y ambiente relajado.

Mi comadre y su servidora nos acomodamos en una mesa cerca de un revistero con cuentitos de Condorito, Memín Pinguín, el Mil Chistes, bueno, hasta el Libro Vaquero tienen ahí, además de una colección de portadas de discos de Rulli Rendo, la Sonora Dinamita, todos con estilo guapachoso.

El menú está en un mural de buen tamaño, en un punto que de cualquier ángulo se puede ver, así es que mientras comes vas pensando qué más pedir.

Por un momento mi comadre y yo nos sentimos celebridades, ya que todos nos volteaban a ver, después nos dimos cuenta que era el menú el que la gente veía y las únicas que torcían el cuello éramos nosotras porque estábamos justo debajo.

Su menú no es muy extenso y cuentan con los típicos platillos de la cocina fría de mar, como cocteles, aguachiles y las tostadas clásicas de camarón, pescado y pulpo. Lo que en verdad sobresale de este lugar son las especialidades del chef Antonio de Livier, ofrece birria de almeja, guacamayas y una variedad de tostadas especiales.

La chica que nos atendió nos recomendó probar la birria de almeja y las guacamayas marinas, que son su versión de este típico platillo de León, Guanajuato, preparado con pan tipo telera y chicharrón duro de cerdo y una salsa pico de gallo.

Nosotras estábamos con ganas de probar las tostadas especiales, pero mientras mi comadre se decidía por cuál ordenar, yo pedí una guacamaya marinera, de 70 pesos. Viene preparada en un bollo con atún en trozos pequeños, mayonesa, salsa pico de gallo y chicharrones, lo sirven en plato de peltre con una porción de salsa Valentina.

Sólo puedo decir que estaba delicioso, lo disfruté tanto que mi comadre decidió ordenar para ella. La combinación del pan, el atún y lo crujiente del chicharrón es genial.

No sabíamos si seguir pidiendo guacamayas o pasar a otra cosa, pero como mi deber es transmitirles la experiencia, decidimos continuar con las tostadas especiales, no sin antes ordenar unas aguas frescas de mango, de 20 pesos cada una.

Para no fallarle quisimos una tostada de cada...

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