Reflexiona sobre el humor

AutorJorge Ricardo

MÉXICO.- A las diez y media de la noche el público del circo se ha ido. La pista es un circulo rosado, con anillos azules y rojos fosforescentes. David Larible (Novara, Italia, 1957), la estrella del circo, está sentado en el filo del escenario y dice en un español con acento italiano: "El payaso es un malabarista de las emociones, alguien que nace y muere en la misma noche".

Sin maquillaje, con un pantalón de mezclilla azul, una camisa negra y un saco del mismo color con rayas blancas, Larible, enorme como un ropero, hace sus cuentas: "Al año unas 420 veces me visto de payaso", dice.

Sus cifras deben ser válidas a partir de 1999, por lo menos, cuando ganó en el Festival de Montecarlo el Clown de Oro, el Óscar de su ámbito. Larible fue el tercer payaso en la historia en ganarlo desde 1974. Desde entonces se le llama "El mejor payaso del mundo", aunque ya había divertido al Príncipe Raniero III de Mónaco, recibido los elogios de Eleanor Keaton, mujer de Buster Keaton, había sido la estrella principal durante una década del Ringling Brothers, actuado junto a Brad Pitt en "Ocean's Eleven" y su cara estaba en una edición especial de la Master Card de Oro.

"Son cosas que uno tiene que hacer -dice-, imagina tener tu cara en una tarjeta de crédito de los bancos que son los más grandes ladrones que hay sobre la tierra".

Antes y después de su espectáculo, Larible, pese a su gran nariz y sus hombros gruesos, como si estuviera siempre en un traje ancho, parece un hombre muy serio preocupado por la política y la economía. Antes de la función, el director del Circo de los Hermanos Fuentes Gasca, Fernando Sánchez, llevó a un grupo de académicos a conocer al italiano.

Los recibió un hombre con playera blanca, calzoncillos negros y tirantes, miembro de la séptima generación de una familia de circo tradicional, que se puso a hablar de economía. "En Europa los bancos nos están matando, son los dueños de todo y tienen a los gobiernos de rodillas", decía

El lugar estaba casi en penumbras. Sólo había un neón a punto de apagarse. "Afortunadamente México es como Italia, tenemos una bola de rateros y ya estamos acostumbrados a resistir", dijo antes de subir a la pista.

Ingenuo y hábil...

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