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Regresa Feliciano... a trabajar en el campo

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Vincent
AutorÉdgar Hernández

Corresponsal

SAN JUAN CHAMULA.- Feliciano Díaz Díaz, el niño tzotzil que fue humillado en Tabasco, regresó anoche a su hogar ubicado en la comunidad Yotozil Romerillo en esta localidad.

El menor, de 10 años de edad, llegó acompañado de su madre, Andrea Díaz Pérez, quien fue a Tabasco para traerlo de regreso, luego de que personal de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) la ayudó con su traslado.

Feliciano regresó a su realidad. Una casa con techo de lamina, galeras (cobertizo) de madera, unos cuantos animales de crianza y cultivos de traspatio para autoconsumo lo esperaban.

Andrea partió la noche del sábado después de declarar que quería ver a su hijo; sin embargo, no tenía los recursos para el viaje y ni el Ayuntamiento de Chamula ni el Gobierno de Chiapas la ofrecido apoyo.

Sin tiempo para cambiarse de ropa, la madre de Feliciano encargó a sus otros dos menores, Daniel y Marcela de 8 y 3 años, con sus familiares y se llevó en brazos a Ángel, el más pequeño de la familia de un año y tres meses de edad.

Vestido con la camisa a cuadros, el pantalón mezclilla y los huaraches que utilizó el sábado durante la reconstrucción de hechos en Tabasco, el menor llegó alrededor de las 19:30 horas a Yotozil, cuando la noche comenzaba a caer.

Feliciano, junto con su madre y su hermano Ángel, descendieron de una camioneta donde personal de la CNDH los transportó hasta Romerillo. También llegó la tía Gloria Díaz, quien se llevó al pequeño a probar suerte.

El indígena tzotzil bajó cargando tres botellas de refresco de 600 mililitros y dos botellas de agua de un litro que puso en el suelo para regresar por su mochila rota donde llevó algunas mudas.

Tímido y abrumado por las cámaras, en el poco español que habla, Feliciano dijo estar bien y contento de llegar a casa de donde partió el pasado 8 de julio hacia Villahermosa para vender dulces y así reunir dinero para ayudar con el gasto a su familia.

Madre e hijo se sentaron en un escalón de la pequeña vivienda de ocho metros cuadrados donde compartieron la tranquilidad que les...

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