Su religión, la literatura

AutorRebeca Pérez Vega

Orhan Pamuk escribe porque tiene una necesidad innata, porque le provoca felicidad, porque le gusta el olor del papel y la tinta, porque no puede dedicarse a un trabajo normal, porque quiere leer libros como los que escribe, porque es como una religión que tiene que practicar a diario.

"A veces me preguntan 'señor Pamuk ¿cuál es su religión?', es una cuestión provocadora en Europa, pero con respuesta directa: mi religión es la literatura", afirmó.

El escritor turco, Premio Nobel de Literatura 2006, se encargó ayer de inaugurar el Salón Literario de la Feria Internacional del Libro (FIL) y también fue condecorado con la Medalla Carlos Fuentes.

"Escribo porque solamente puedo participar en la vida real cambiándola, porque quiero que todo el mundo sepa qué tipo de vida llevamos en Estambul, porque amo el olor del papel y la tinta; escribo porque creo en la literatura, en el arte de la novela más de lo que creo en cualquier otra cosa", exclamó el autor, quien también vino a la FIL para presentar su novela más reciente La Mujer de Pelo Rojo.

Durante poco más de hora y media, Pamuk estuvo acompañado por Jorge Volpi. Ambos establecieron una conversación en torno a las motivaciones para escribir.

"Cuando hablo de escribir lo primero que me viene a la cabeza no es una novela, ni un poema o una tradición literaria, sino una persona que se encierra en una habitación, se sienta frente a una mesa y en solitario mira hacia adentro para construirse un mundo nuevo a partir de las palabras.

"Para mí el secreto del escritor no es la inspiración, sino su terquedad y su paciencia para contar historias ajenas que parezcan propias", abundó el académico de la Universidad de Columbia que ha recibido una treintena de premios literarios durante su trayectoria.

Pamuk también habló del amor, del sexo, de política, de los múltiples significados de la felicidad y de lo importante que es coleccionar detalles para poder construir un personaje y contar una historia.

"Me considero un escritor feliz, aunque quizá no sea...

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