Restablecer el orden, desafío en Kandahar

ISLAMABAD (AFP/AP).- Si la inestabilidad persiste en la sureña Kandahar, la segunda ciudad de Afganistán, será un mal augurio para el país y para el líder de etnia pashtún que fue elegido para dirigirlo, Hamid Karzai, próximo jefe de Gobierno de la administración interina.

El restablecimiento del orden y la instauración de autoridades municipales y provinciales aceptadas por todos constituyen dos pruebas mayores para Karzai, quien ayer viajó a Kandahar para tratar de apaciguar las tensiones y rivalidades, particularmente vivas tras la rendición de los talibanes el viernes.

Fue Karzai quien negoció el acuerdo de rendición de los talibanes, por el que éstos traspasaban el poder al mullah Naqibulá, ex jefe mujaidín y del II Cuerpo del Ejército, con base en Kandahar.

Las cosas se complicaron cuando un ex Gobernador provincial, Haji Gul Agha, aliado de Karzai y de Washington, rechazó el papel otorgado a Naqibulá, a quien Agha acusa de haber favorecido el ascenso de los talibanes en 1994.

Desde el viernes, la situación es anárquica en Kandahar, donde se han producido pillajes y enfrentamientos, sobre todo entre combatientes de Gul Agha y del mullah Naqibulá, que controlan diferentes sectores de la ciudad.

Además, aún quedarían talibanes armados en Kandahar, donde otros grupos mujaidines rivales, milicianos tribales y bandidos tratan de imponer la ley.

Karzai, oriundo de Kandahar, dispone de fuerzas en el sector. Kandahar está en el corazón de la región pashtún, la etnia mayoritaria de Afganistán.

Su pertenencia a la misma etnia, y sus relaciones con el ex rey Mohamed Zahir Sha, exiliado en Roma, hicieron de Karzai, de 44 años, el candidato ideal para ser jefe del próximo...

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