Reviven órgano

AutorAlejandro Alvarado

Fue tal el abandono del órgano tubular de Tizapán El Alto, que los jóvenes subían al coro de la Parroquia de San Francisco de Asís y robaban tubos para usarlos como postes de portería en la tradicional cascarita de futbol.

En el transcurso de cinco décadas se apolilló su estructura de madera de pino, el cuero de los "pulmones" que dan aire a los tubos sonoros se rasgó y quienes intentaron restaurarlo, con poco conocimiento, terminaron por dañar más este instrumento ideado por el organero Francisco Godínez.

La idea de revivirlo nació hace tres años, cuando Ramiro Torres viajaba con el taxista José Luis Rodríguez y escuchaba que adornarían el templo para las fiestas patronales, entonces le sugirió que mejor hicieran algo importante, que restauraran el viejo órgano, construido en 1902.

Ramiro tiene 83 años de edad. En su madurez había escuchado sonar el instrumento de 11 registros, el sonido era bello, fuerte y armonioso, recuerda, pero las nuevas generaciones apenas conocían al "viejo ropero", como le dicen.

Su idea se corrió y entonces el Padre José Oceguera le insistió para que promoviera la restauración. Consiguió que el organero Miguel Arcángel Sandoval del Toro lo diagnosticara y luego que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) diera licencia para empezar las obras.

"La obra se empezó con cero centavos, no teníamos absolutamente ni un centavo, pero teníamos mucho valor y le echamos ganas. La gente nos empezó a ayudar, nos dieron tres becerros y los rifamos, también una máquina de coser, tres coches, una camioneta, y dos motos", dice el impulsor.

Don Ramiro nació en Mazamitla y desde joven se afincó en Tizapán. Trabajó años en los campos de ajo y pepino de California, Estados Unidos. Hoy es dueño de una pollería y cremería. Es un señor comprometido con la iglesia de San Francisco de Asís, de hecho, tiempo atrás promovió la restauración del piso y del atrio.

La restauración tiene un 80 por ciento de avance, que significa una inversión de 2 millones de pesos, que salen de los bolsillos de la gente de Tizapán, ahora muy interesada en escuchar su sonido como nuevo, hasta de las arcas de la Federación y del Municipio. Sólo falta un millón.

Sandoval del Toro instaló su taller en dos cuartos paralelos al coro alto del templo. Recuerda que encontraron el instrumento con un 40 por ciento del sistema mecánico de madera apolillado, un 30 por ciento de la tubería destrozada...

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