Ricardo Elias / Derecho a lo superfluo

AutorRicardo Elias

Detrás de la 4T ha comenzado a surgir la idea, en mi opinión peligrosa y equivocada, de que tener una relativa holgura económica o disfrutar de bien merecidos lujos es algo indebido, injusto y hasta inmoral, sobre todo si lo vemos frente a los millones de mexicanos que viven en condiciones deplorables.

La noción que se permea en las disertaciones relacionadas con las razones que llevaron a AMLO al poder y las políticas de austeridad a ultranza es que quien tiene una posición económica fuerte o sobrada, y obviamente vive acorde a ella, no tiene conciencia social, y que su riqueza y bienestar se deben a décadas de explotación de los pobres o a la corrupción.

Los velados reclamos y las inferencias de una supuesta incompatibilidad entre el ser rico y al mismo tiempo tener conciencia social se asemejan mucho, si no es que precisamente de ahí hayan surgido, a lo que el poeta mexicano Salvador Díaz Mirón (1853-1928) escribió en su poema "Asonancias": "Sabedlo, soberanos y vasallos,/ próceres y mendigos:/ nadie tendrá derecho a lo superfluo/ mientras alguien carezca de lo estricto...".

Y mientras Díaz Mirón escribía esto, Oscar Wilde decía: "A mí denme lo superfluo, que lo necesario cualquiera puede tenerlo".

Yo pienso que el derecho moral y legal a lo superfluo se gana con trabajo honesto y responsabilidad social, la cual incluye el pago de impuestos. Todo lo demás se llama envidia.

Si nos apegamos a lo que Díaz Mirón sugiere, nadie podría disfrutar del producto de su trabajo sin cargos de conciencia. Todos los artículos y establecimientos de lujo deberían desaparecer, además de que en un mundo con más de 7 mil millones de habitantes siempre va a haber alguien que carezca de lo indispensable.

En esa línea de pensamiento, ¿para qué entonces invertir, crear empresas, trabajar años enteros y ahorrar para disfrutar la vida, si lo políticamente correcto es llevar una vida modesta cuyo límite es la "honrada medianía"?

Si alguien en lo personal decide convertirse en un asceta, renunciar a lo mundano o hacer votos de pobreza, está en su derecho, pero ello no convierte en personas inconscientes explotadoras de pobres a quienes, sin robar ni deberle a nadie, prefieren disfrutar la vida con el producto de su trabajo.

Creo que el Presidente López Obrador se equivoca al decir que está dispuesto a pasar de la actual "austeridad republicana" a la "pobreza franciscana" y de esa manera poder destinar más fondos para el bienestar y desarrollo de México. Si...

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