Ricardo Elias / Modernizar el trueque

AutorRicardo Elias

Si algo nos ha enseñado y mostrado esta crisis sanitaria-económica es que todos, de alguna manera, dependemos de todos.

Hoy, como nunca antes, estamos viendo patrones y empleados colaborar entre sí para encontrar fórmulas equilibradas que permitan al mismo tiempo la conservación de empleos y la sobrevivencia de los negocios, entendiendo ambas partes que la relación patrón-empleado es un binomio inseparable que si se rompe o desmantela, en muchos casos, no podrá volver a establecerse. Arrendadores y arrendatarios, acreedores y deudores, profesionales y clientes, acordando entre sí plazos de entrega, descuentos y prórrogas de pago; proveedores y consumidores poniendo la creatividad al servicio de las personas y acorde a las circunstancias.

Y todos, menos el gobierno federal -con quien no es posible acordar descuentos o plazos de ningún tipo-, entendiendo la realidad, la interdependencia, el sentido de solidaridad, y actuando en consecuencia.

El bienestar que tanto pregona el Presidente pasa a segundo lugar cuando se trata de obtener ingresos para su gobierno.

No se da cuenta que si algo escasea hoy es el dinero. Por eso el trueque, que no es otra cosa que una solución pragmática, a necesidades recíprocas, ha cobrado vigencia como una alternativa viable para la satisfacción de necesidades.

Veámoslo de esta manera: nadie come billetes y monedas. Las enfermedades no se curan con dinero, sino con medicinas.

El dinero es sólo un medio y no un fin, una unidad de valor utilizada para pagar lo que necesitamos o queremos. Por eso el trueque funciona. Y todos, dependiendo de las necesidades y urgencias que tengamos, y de la percepción de valor que les demos a las cosas, estamos dispuestos a hacer trueques.

Si el gobierno entendiera esto, en lugar de regalar dinero, debiera regalar bienes y productos básicos, que es para lo que el dinero finalmente sirve a la población más necesitada (si se utiliza bien).

El trueque es una práctica aborigen que cobra vigencia en épocas de crisis. Existe desde el periodo neolítico (neoliberal de aquel entonces), cuando las sociedades eran básicamente "cazadoras-recolectoras". La aparición de la agricultura y la ganadería es la que dio lugar a los excedentes, lo que permitió que grupos de personas se dedicaran a producir otras cosas e intercambiarlas por los excedentes de los ganaderos y agricultores.

La principal ventaja del trueque es la posibilidad de comprar...

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