Ricardo Elias / La rifa del burro

AutorRicardo Elias

La ocurrencia, desvío de atención, parodia o como le quieran llamar a la rifa del avión presidencial, derivada del fracaso de su venta formal, convirtió esta rifa en un rebuscado y truculento sorteo de lotería, el cual me recordó un viejo relato.

Cuentan que un ranchero vendió a su vecino un burro en mil pesos. Al día siguiente de la venta el burro amaneció muerto. El vecino, sintiéndose engañado porque le habían ocultado que el burro estaba enfermo, exigió al ranchero el reembolso del dinero. Éste le dijo que ya se lo había gastado, y pidió una semana de plazo para regresarlo.

A la semana siguiente, tal y como habían acordado, el ranchero devolvió los mil pesos. Sorprendido por su honestidad, el vecino le pregunta: "¿Cómo hiciste para juntar los mil pesos en una semana?". "Muy fácil", respondió el honorable ranchero. "¡Rifé el burro!".

"Hice mil boletos de un peso cada uno y los vendí todos". "¿Pero cómo le vas a entregar el premio al ganador de la rifa si el burro está muerto?", inquirió el vecino. "Ya lo resolví", contestó el ranchero. "Me presenté con el ganador de la rifa diciéndole que el burro se había muerto, y que como yo soy una persona cabal y honorable, le devolví su peso, quedando todo arreglado".

Estas artimañas, propias de personas astutas y corruptas, funcionan porque las pérdidas repartidas entre muchos no se notan o no valen la pena reclamarse.

El plan original de la rifa del avión era vender 6 millones de "cachitos" de 500 pesos cada uno, primero "sableando" empresarios en una cena en la que les pidieron amablemente cooperar con la compra de un mínimo de 40 mil cachitos cada uno (20 millones de pesos), y luego vender el restante al público general.

Pero como la venta al público no tuvo el éxito esperado, y era necesario tapar el fracaso de esta payasada, las propias instituciones de gobierno comenzaron a comprar boletos de la rifa y los regalaron a los hospitales para que, en el caso de resultar ganadores, compraran equipo médico.

Un despropósito que en mi opinión debe ser sancionado, pues ningún gobierno, organismo público o institución que administre recursos ajenos puede invertirlos, mejor dicho, apostarlos, en juegos de azar, como lo es un sorteo de la lotería.

El primer boleto ganador de la mal llamada "rifa del avión" fue el del número 5349161, y según lo que ayer se publicó en diferentes medios, nueve hospitales tenían uno de los cachitos de ese y otros billetes ganadores, por lo que resultaron...

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