Ricardo Elias / 'Tirar a Lucas'

AutorRicardo Elias

Un grupo de 650 intelectuales, compuesto por científicos, escritores, periodistas, poetas, artistas, académicos, cineastas, etcétera, firmaron y difundieron la semana pasada un manifiesto titulado "En defensa de la libertad de expresión", que alerta sobre los constantes intentos del presidente de México por "socavar la libertad de expresión", la cual se encuentra "bajo asedio".

En dicho manifiesto se le reprocha al mandatario la "utilización de un discurso de permanente estigmatización y difamación contra los que llama sus adversarios, degradando el lenguaje público y rebajando la tribuna presidencial de la que debería emanar un discurso tolerante".

Es sabido que cada vez que una persona o medio de comunicación relevante critica o presenta datos adversos a su gestión, el Presidente los etiqueta despectivamente, calificándolos ya sea como fifís, deshonestos, adversarios, prensa podrida, pasquín inmundo, etcétera, considerando sus infundadas descalificaciones como su "derecho de réplica", que son más bien salidas tangenciales que jamás atienden el fondo de los asuntos o rebaten los argumentos con datos y razones válidas.

Respondió al desplegado con la misma estigmatización y asedio a la libertad de expresión que le dio origen. Esta vez no sólo denostando a los firmantes, sino pidiéndoles que se disculparan (¿con quién y por qué?), y en una demostración de cinismo extremo, decir que la mejor prueba de que en su gobierno hay libertad de expresión es que el desplegado pudo ser publicado. Faltaba más.

¿Para qué sirve la libertad de expresión si los gobernantes se hacen de oídos sordos ante los asuntos que con esa libertad se expresan? Éste es el juego que al Presidente le gusta jugar, el de "tirar a Lucas", y con el que resulta imposible hacerlo responder o siquiera abordar el fondo de cualquier asunto incómodo. Si el tema no le gusta al Presidente, si los datos no le convienen o se exhiben errores e ineptitudes, su postura siempre será la misma: todo mundo tiene derecho a expresar su opinión, pero él no tiene obligación de responder a los cuestionamientos que la parte del pueblo más educada, conocedora y con datos en la mano le hace.

Para él, el pueblo es el que no cuestiona, el que no está informado, el que no reclama y sólo agradece ayudas, a cambio de votos, por supuesto. Responder a los cuestionamientos serios con silencio, evasivas descalificaciones o burlas es como "tirar a Lucas" a los que preguntamos y...

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