Ricardo Elias / Tratado de Libre Religión (TLR)

AutorRicardo Elias

Hasta ahora las principales respuestas a los ataques terroristas que ha habido se encuadran dentro de la Ley del talión (lex talionis), un principio jurídico de justicia retributiva, y de su expresión más conocida: "ojo por ojo, diente por diente". El término "talión" deriva de la palabra latina talis o tale que significa "idéntico" o semejante, y de donde se deriva el término retaliación, que equivale a represalia.

No obstante que la justicia basada en una proporcionalidad entre el daño recibido en un crimen y el daño producido en el castigo suena como algo justo y merecido, pienso que no en todos los casos logra el objetivo último, la paz, ya que hay una línea muy delgada entre la justicia retributiva y la venganza.

Y aunque siempre habrá que culpar de la violencia al que la inicia, el camino de las represalias nos mete a todos en un círculo vicioso e interminable de venganzas recíprocas. Uno ataca, el otro responde. El primero ataca de nuevo en venganza, y así sucesivamente hasta que las fuerzas de algún lado se agotan, dejando rencores guardados en espera de un momento idóneo para sacarlos de nuevo.

Ahora luego de los recientes ataques en París, y los anteriores en Israel, Bali, India, Rusia, Kenya, Londres, Nueva York, Madrid, etcétera, vuelvo a preguntarme cual es el origen y cómo se podrían parar los atentados terroristas perpetrados en el nombre de algún Dios, cualquiera que fuere, porque parece que hay muchos y cada uno dando por su lado diferentes "instrucciones" a sus fanáticos creyentes.

Y vuelvo una vez más a responderme, guste o no guste la respuesta, que la religión es tal vez el más importante componente del terrorismo y de muchas de las guerras y barbaridades que la humanidad ha visto a lo largo de su historia, detrás de las cuales siempre hay torcidos justificantes religiosos.

La guerra contra el terrorismo es religiosa, no política o militar. Visto así, la solución de fondo radica en el seno de las religiones y no en el seno de los ejércitos. Las estrategias y acuerdos para detener el terrorismo saldrán de cumbres religiosas, no de cumbres políticas o económicas. Lo que hay que bombardear no son ciudades o personas sino creencias que producen violencia.

Es tiempo de que los generales y los presidentes callen y dejen hablar entre sí a los papas, a los obispos, a los patriarcas, a los rabinos, a los sacerdotes, imanes, ulemas y ayatolás que dirigen la fe religiosa del mundo, y emiten encíclicas, fatuas y...

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