Ricardo Elías / Mi voto precioso

AutorRicardo Elías

Ni modo. No se puede evitar hablar de candidatos y de elecciones, así que aquí va una personal observación que los estrategas de campañas electorales deberían analizar: "Al pueblo mexicano le llegan más los mensajes de un candidato bronco que los de uno capaz". Creen que con agresividad se logran mejor los resultados prometidos, y obviamente es mucho mas fácil identificar al más bronco que al más capaz.

El discurso creíble, comprable, que llega a las masas y se convierte en millones de votos, no es el de las propuestas serias, de las reformas del Estado, de las negociaciones con la Oposición, o el de los argumentos técnicos; ni siquiera el de las promesas de crear empleos, construir carreteras, escuelas o de poner pavimentos y tubos de agua.

El discurso que más llega es el que ataca de frente al gobierno en turno (sea del color que sea), el que agresivamente promete cambiarlo, quitarle el mando y pararlo en seco.

El discurso que convence es el que "identifica" las causas de la pobreza, le pone nombre y apellido a los supuestos culpables de la miseria, y los ataca de frente y los vilipendia.

Pocos son los que comprenden datos macroeconómicos y políticas de Estado que en el tiempo se traducen en bienestar duradero. Para los que siempre han vivido en la miseria, y que son los más, el bienestar económico y la estabilidad financiera sólo se entienden por los pesos que llegan cada día a su bolsa. Y no porque sean tarugos, sino porque su familia no come con indicadores financieros favorables, ni con las reservas del Banco de México o el crecimiento del PIB.

La credibilidad del discurso que gana votos, aunque sea mintiendo y prometiendo imposibles, se logra cuando el ofrecimiento de un mundo mejor se acompaña con la identificación de culpables y de la promesa de acabar con ellos.

Este tipo de discursos fueron los que hicieron ganar a Fox en el 2000, y los que tienen arriba en las encuestas a López Obrador. Fox comunicó agresivamente que la causa de todos los males, el culpable, era el PRI (las tepocatas, las alimañas, etcétera), y prometió terminar con todas sus prácticas.

Hace seis años, la mala situación del País y de sus habitantes no se debía, como dicen ahora, a la falta de reformas económicas, energéticas o educativas; sino a unos corruptos hijos de la chin... que había que sacar de Los Pinos. Los culpables estaban identificados y prometer acabarlos en discursos incendiarios, era suficiente para votar por Fox. Las soluciones realistas...

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