Roberto Zamarripa / Desteñidos

AutorRoberto Zamarripa

Así como Chiapas provocó en el priismo un cisma y puede costarle un buen caudal de votos por sus divisiones internas, Jalisco parecer ser para el PAN el páramo. Pierde votos y pierde fieles.

La noche del pasado 7 de febrero, Ricardo Anaya, el precandidato del Frente a la Presidencia de la República, acudió a Lagos de Moreno para encabezar un mitin junto con Enrique Alfaro, el candidato de Movimiento Ciudadano a la Gubernatura. El público lo llevó Alfaro, y la asistencia testimonial de panistas en un terruño que antaño les era fértil resultó molesta y contraproducente.

En Jalisco no cuajó una coalición electoral similar a la federal. El PAN postuló a un candidato a gobernador, el PRD a otro y MC a Alfaro. Fue una de las condiciones establecidas por el Movimiento Naranja para pactar el Frente. Más vale solo que mal acompañados, parecía el lema.

Al acudir al mitin en apoyo de Alfaro, Anaya enfrentó a una multitud variopinta. En su mayoría teñida de naranja, pero otros tantos iban de azul, alzando las banderas de su partido. Al inicio de su discurso, Alfaro solicitó enérgicamente que las banderas panistas fueran escondidas arguyendo que se trataba de un evento sin siglas de partidos. Hacía mucho rato que a los panistas, y sobre todo a los de Jalisco, no les obligaban a esconder sus emblemas y sus lemas. Lo tuvieron que hacer en una circunstancia que alguna vez definió Carlos Castillo Peraza con el síndrome de los perros acosados, donde ser panista era motivo de vergüenza a pesar de su ascendente fuerza electoral.

El detalle no desmadejó el mitin numeroso enfrente de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción. Alfaro aprovechó el acto para deslindarse de Andrés Manuel López Obrador, tachándolo de oportunista, en una definición histórica de obvio guiño a sus seguidores más conservadores. Anaya dedicó buena parte de su discurso a hablar de sus abuelos, nativos de Lagos. No ancló un discurso para deslindar o trascender. Cumplió el trámite.

El PAN llegó a tener en Jalisco más del 50 por ciento de la votación y una hegemonía de 20 años en el poder gubernamental. Su cuota era superior al millón de votos. Ahora la votación panista, pero sobre todo la estructura orgánica...

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