Roquea Lora en intimidad

AutorOmar Magaña

Tal vez el público de El Tri, en el concierto de la madrugada del sábado, estaba más perfumado y mejor vestido que de costumbre, pero Alex Lora vistió a su manera: con su playera en la que lleva impresa a la Virgen de Guadalupe y sus pantalones de piel ajustados.

La primera de tres fechas que la banda ofreció en Guadalajara este fin de semana se diferenció por ser en un lugar pequeño, con capacidad máxima para unas mil personas y por el público al que estaba dirigido.

Lora y su banda, sin embargo, traían la misma actitud rocanrolera, dicharachera y burlona como si se estuvieran presentando nuevamente ante más de 100 mil personas en el Zócalo de la Ciudad de México.

El grupo despachó las mismas mentadas de madre, las mismas bromas, los mismos gestos, con lo que confirmó dónde está la verdadera esencia de ésta, una de las bandas de rock más legendarias de México.

El concierto se vendió como "acústico", sin embargo, todos los instrumentos eran eléctricos y usaron la amplificación del foro, la única diferencia fue que en lugar de ocupar un escenario a muchos metros de distancia del público, Lora y los suyos estaban en un sitio cercano a todos y que el público estaba en mesas y sillas elegantes.

Unas 800 personas de camisa y peinado estilizado disfrutaron de las rolas de El Tri muy a su manera, como en una noche de antro, sin los apretujones de un masivo, sin los slams de la raza ni el olor a hierba.

Con todo, Lora estaba en su papel de roquero de barrio al que no le para la boca ni un minuto, el que se burla de todo y de todos y el que no dice una frase sin que no esté...

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