La rubia del melodrama

AutorMarco Castillo

Fue un coestelar en la telenovela Verónica el que llamó más la atención que el de Julissa, la protagonista.

Pronto, los ojos de Christian Bach sedujeron a los productores, siendo Ernesto Alonso y Valentín Pimstein (sobre todo el primero), quienes darían empuje a la gauchita que buscaba el estrellato en México.

Gracias a Los Ricos También Lloran, en su papel de madre biológica del personaje de Edith González, acabó por colocarse.

Fueron roles secundarios, hasta que le llegó Soledad, donde atrajo como Chelo, la joven ambiciosa que daba dolores de cabeza a una sufrida Libertad Lamarque.

Ahí conoció al que años después sería su esposo hasta el final: Humberto Zurita.

Ya cotizada, a Christian le llegó el esperado protagónico junto a Frank Moro en El Amor Nunca Muere, segunda versión para TV de La Mentira. Resultó un éxito.

El porte, cabellera y esos ojos azules fueron un plus, ya que eran pocas las heroínas en televisión con esas características.

Dos años después se daría su primer gran éxito de época: Bodas de Odio, y ya con Humberto hicieron dos estupendos trabajos que fueron De Pura Sangre y Encadenados, todos estos producidos por su amigo Alonso.

A la par, Christian trabajaba en cine, en donde filmó Gavilán o Paloma, La Venganza del Lobo Negro, Secuestro Sangriento -también con Zurita-, El Hombre de Blanco y Yo, Tú Él y el Otro.

Fuera de Gavilán... donde se contaba la vida de José José y en la que Christian daba vida a Anel, el resto de las cintas corrieron con poca suerte.

Lo mismo pasó con sus últimas telenovelas con Televisa, que fueron Atrapada, Bajo un Mismo Rostro y La Antorcha Encendida.

Después ganaría prestigio junto a Humberto como productores, con el...

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