Sabor de Barrio/ Algodonero consentido

Todos los días, después de trabajar en la construcción, toma 50 algodones de azúcar de color rosa y sale a venderlos por las calles de El Sauz para poder completar el dinero de sus gastos y los de su madre.

Miguel Martínez Sánchez, de 43 años, conoce cada calle de esta colonia, conoce los edificios y conoce a mucha gente, pues cada día los recorre a pie buscando que el antojo de algún niño haga que sus padres les compren las golosinas que trae diariamente.

"Los algodones me los hacen, porque en las mañanas yo trabajo en la construcción, acabamos de hacer un colado de una casa en Santa María Tequepexpan y todos los días tengo algo que hacer en la chamba.

"Lo más pesado no es andar cargando los algodones, lo más pesado es andar todo el día caminando", dice el algodonero, mientras voltea a ver sus zapatos que aún tienen rastros de cemento, arena y cal encima.

Dice que siempre viste su sombrero porque con el calor no podría trabajar sin él, y su camisa, igual que su pantalón, están impecablemente limpios y aun conservan la línea del planchado a pesar de que ya lleva muchas horas caminando en busca de clientes.

Aunque apenas hace cuatro años que vende algodones en esta colonia, Miguel Martínez conoce bien las calles de El Sauz gracias a que antes vendió paletas de hielo por las tardes y hot dogs durante las noches.

"Ya la conocía, es que...

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