La salida: Lado negro

MOSCU (EFE/DPA).- Boris Nikoláyevich Yeltsin, Presidente de Rusia hasta las 03:00 horas de ayer, cumplió su sueño de pasar a la historia. Pero no con el boato y la admiración general de sus conciudadanos, como él quería.

El hombre que desintegró la Unión Soviética salió de una oscura aldea en los Urales, donde ejerció diversos cargos en la burocracia comunista, para vivir intensamente estos últimos ocho años al límite de la salud y de la ley.

Pero ni los numerosos achaques que han ido minando su presencia física a pasos agigantados, ni las acusaciones constitucionales por alta traición y otros delitos graves pudieron con él.

Desde su histórica arenga sobre un carro blindado en agosto de 1991 para oponerse vigorosamente a un golpe de Estado contra el entonces Presidente de la URSS, Mijail Gorbachov, hasta el perdón que pidió ayer en su despedida, hay todo un mundo.

En sus ocho años de mandato, Rusia pasó del régimen soviético a otro de democracia formal, con libertades, partidos políticos y elecciones, el gran mérito que se le adjudica a Yeltsin.

Pero ni la política ni la economía han respondido a la hora de la verdad a las esperanzas de los rusos, y la misma dimisión del Presidente fue calificada como "una maniobra"para entronizar a su "sucesor"designado, el Primer Ministro Vladimir Putin.

La aproximación a Occidente que propició el fin de la Guerra Fría fue evolucionando hacia otra etapa de aislacionismo que se ha definido como Guerra de Nervios.

Este mismo año, Yeltsin ha advertido tres veces a Occidente sobre el poderío nuclear de Rusia, en un desafío a la incesante solicitud de créditos internacionales.

La transición rusa, que según algunos durará unos 50 años, mucho más que cualquier otra, se caracterizó desde el principio por un autoritarismo subyacente, por un declive económico constante y por la personalidad de Yeltsin.

Como dijo ayer Yeltsin, su Presidencia "no ha justificado las expectativas"depositadas por los rusos, que son hoy mucho más pobres que antes en su mayoría después de haber atravesado un mar de sobresaltos casi a diario.

Dos guerras en Chechenia (1994-96 y 1999), un bombardeo del Parlamento (1993), una Constitución a medida (1993)que le otorgó poderes casi omnímodos, una quiebra financiera colosal (1998)y frecuentes excentricidades jalonan estos...

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