San Cadilla

El capitán

Cuando un barco atraviesa por un momento crítico en altamar, la voz de mando son el almirante y el capitán, quienes con su experiencia y buen juicio le dan dirección y calman los ánimos del resto de la tripulación.

Lo que le pasó a la nave de las Chivas en este último semestre, con otro papelón sin Liguilla, fue algo similar, pero con una parte de la tripulación apática, pero sobre todo insensible a lo que sufre su afición que ve a su equipo perder cada 15 días en casa.

Y lo peor es el dejar a su almirante solo, dando la cara y medio explicando los hoyos que presenta el casco del barco rojiblanco. Un barco que para otros no llega ni a barcaza o canoa.

No sé ustedes, mis filosos lectores, pero ¿a poco no da pena ajena ver a José Saturnino Cardozo cada 15 días tratando de capotear las preguntas posteriores a cada derrota?

Al mismo tiempo, algunos de sus dirigidos no muestran pena alguna por el hundimiento de esa nave.

En todo el semestre ningún futbolista había salido después de cada juego de local a dar una explicación ante la prensa de lo que le sucedía a las Chivas en la Liga.

El sábado, después de morder el polvo contra los Tigres, rompieron con ese silencio sólo algunos pateabalones, quizá por ser el último juego.

El primero fue Raúl Gudiño, luego le siguió Isaac Brizuela y también Michael Pérez. ¿Y el capitán?

Por cierto que Carlos Salcido, con gafete en brazo, vivió el juego de su adiós en la Liga, porque como ya antes les conté, con sus casi 39 añotes no entra más en los planes del 2019.

Salcido pasó por la zona mixta y evitó dar declaraciones.

"Ya saben que no hablo", dijo como suele hacerlo.

¿Y qué tipo de capitán fue? se preguntarán.

Como mi pecho no es bodega, les voy a contar lo que piensan algunos de los que han convivido con el de Ocotlán en su trayectoria dentro de un vestidor.

En sus primeros años importantes, Salcido siempre fue honesto cuando lo elegían como representante de un grupo: "No me gusta ser capitán, no me gusta el gafete", decía una y otra vez.

Cuando se hizo maduro y le consultaban en decisiones de grupo, él prefería abrirse a encabezar iniciativas.

"Oye Carlos, habla con la directiva para pedir esto... oye Carlos, nos vamos a juntar para lo otro... oye Carlos, ¿cómo ves si hacemos esta medida?", fueron algunos de los acercamientos.

Su respuesta era casi siempre la misma: "Lo que ustedes digan, yo los apoyo, pero a mí no me gustan las broncas, hermano".

Esa postura en algunos fue una señal de que el...

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