Secuelas... sin apoyo

AutorFernanda Carapia

Un chofer de la Ruta 368 les cambió la vida. Abandonaron las aulas para acudir al hospital y dejaron los libros para tomar rehabilitación. En su cuerpo hay huellas que les recuerdan, a diario, ese 7 de marzo de 2014.

'Me ayudaron a salir debajo del camión'

Fernanda Carapia

Fue un día como cualquier otro. Karla Sofía Díaz Rincón acompañó a una de sus amigas a la parada para que tomara el camión. Ninguna regresó a casa, terminaron en el hospital.

Ambas estaban en la parada afuera de la Preparatoria 10, en Periférico. Karla vio como el camión avanzaba sin control hacia ellas. Su reacción: aventar a su amiga. Ella no pudo moverse, la unidad la arrolló.

"El camión estaba encima de mí, me ayudaron a salir debajo del camión", relata.

Los daños: fractura del plexo braquial derecho, desgarre de ligamientos en ambas piernas, esguince de segundo grado, lesiones en cadera y columna.

"Y fueron saliendo secuelas como el daño en mi vista, no puedo caminar sola todo el tiempo porque no veo objetos que se pueden acercar como carros, no puedo voltear, no puedo cargar cosas pesadas, tengo que estar en constante rehabilitación".

Por medio de su mamá, tenía ISSSTE, ahí recibió toda la atención. Y qué bueno, asegura, pues de lo contrario, no hubieran podido costear el tratamiento.

Si bien el día del accidente el Poder Ejecutivo, a través de la Secretaría de Salud, se contactó con ella y le prometieron ayuda, ésta no llegó.

La única que habló de una reparación de daño, fue la mutualidad del camión, pero era condicionada: dos mil pesos a cambio del perdón legal.

"Es cosa que yo no hice, no he hecho y no tengo en mis planes hacer, muchos dieron el perdón por 2 mil pesos. Más que una indemnización lo que yo quiero es un cambio".

Fue a dejar papeles, termina en hospital

Fernanda Carapia

Hace cinco años, Katy Casandra Castellanos Rodríguez acudió al Centro Universitario de Ciencias Económico- Administrativas (CUCEA) para entregar sus papeles. De regreso a casa, su vida dio un giro de 180 grados.

El camión de la Ruta 368 la mandó al hospital con un pronóstico nada alentador: su movilidad y piernas corrían peligro.

"El tubo de la parada del camión me aplastó mi pie izquierdo y la llanta del camión me dislocó el tobillo del pie derecho. El camión estaba encima de mis pies", relata.

Nadie se acercó con ella. Ninguna autoridad ni la mutualidad se hicieron responsable de los daños. Los gastos de su recuperación corrieron por cuenta de su papá.

"El gasto fue bastante fuerte...

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