Sergio Aguayo / Armas ciudadanas

AutorSergio Aguayo

Una razón para el desaliento es la indolencia hacia la vida que han tenido nuestros dos últimos Gobiernos. La esperanza renace cuando los ciudadanos utilizan las armas a su disposición.

No es lo mismo pelearse a golpes que con un "cuerno de chivo". La violencia es tan letal en México porque circulan más de 15 millones de armas ilegales (cifra de la PGR de 2008). Dos terceras partes llegaron desde Estados Unidos, donde los rifles de asalto se compran hasta por Internet.

El trasiego ilegal es incontrolable porque en Estados Unidos hay un poder fáctico tan o más poderoso que la trilogía formada por Emilio Azcárraga, Germán Larrea y Carlos Slim. La Asociación Nacional del Rifle (NRA) frena las políticas públicas que intentan controlar la venta de armas. Por coincidencia o por impotencia la Casa Blanca termina doblegándose ante el NRA.

Los presupuestos reflejan las prioridades de un Gobierno. En 2012 Estados Unidos tenía a 18 mil 546 agentes dedicados a frenar la migración en la frontera con México; ese mismo año sólo hubo 421 agentes de la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) combatiendo el contrabando de armas a México.

Para compensar su impotencia, la ATF tuvo una ocurrencia: permitir que se contrabandearan armas a México para entender lo que pasaba. Entre 2006 y 2011 -los años de Felipe Calderón- hubo tres programas, y Rápido y Furioso es el más famoso. La operación encubierta terminó mal porque a las armas no les pusieron el chip que facilitaría su geolocalización "por razones presupuestarias". Siguieron adelante confiando en que harían la identificación balística una vez que las armas fueran utilizadas o aseguradas.

En otras palabras para localizar las armas de Rápido y Furioso había que esperar que hubiera cadáveres, secuestros o asaltos; y México es fértil en los tres cultivos. Entre los muertos hubo delincuentes e inocentes. Menciono tres casos de 2010 en los que los victimarios usaron armas de Rápido y Furioso: 1) los 17 adolescentes masacrados en Villas de Salvárcar (Ciudad Juárez, Chihuahua) el 31 de enero; 2) el asesinato de Mario González, hermano de la polémica Patricia González, entonces procuradora general de Justicia del Estado de Chihuahua, en noviembre; y, 3) la muerte de Brian A. Terry, el agente de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, en diciembre de aquel año.

La utilización de armas de Rápido y Furioso fue minimizada cuando se trató de la muerte de mexicanos; cuando el...

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