Sergio Aguayo / Las fronteras

AutorSergio Aguayo

El Gobierno mexicano sigue empeñado en apaciguar, con el silencio y los entendimientos tácitos, los arrebatos de Donald Trump. ¿Resistirá el andamiaje las turbulencias que se avecinan en la frontera norte?

Había una vez un candidato a la Presidencia que hablaba de dignidad nacional y calificaba el comportamiento de Trump como ofensa contra "la humanidad, la inteligencia y la historia". Desde que fue elegido Presidente optó por la "prudencia", el "amor y paz" y el "zafo". Amacizó la actitud, poniéndola a consideración de una multitud que respondió afirmativamente a la pregunta del Presidente. "¡A ver, que levanten la mano quienes piensan que debemos actuar con prudencia!". Esa postura ha mejorado notablemente lo que pensamos de Estados Unidos. Según encuestas de Laredo y Asociados en 2017, un 30 por ciento opinaba favorablemente de los vecinos del norte y, en marzo de este año, ya era el 56 por ciento.

La humildad franciscana está sometida a una severa prueba. Hace unos días Trump puso obstáculos al cruce; los aflojó cuando México empezó a hacer concesiones. La presión sobre México arreciará; según The New York Times la renovación de la cúspide de la Secretaría de Seguridad Interior (Homeland Security) es el preámbulo para una política migratoria "más fiera". Se desconoce si en el origen de su obsesión con la frontera están tropiezos empresariales, un recurso electoral muy, pero muy redituable o una preocupación auténtica por el tráfico de personas o narcóticos. Tal vez sea un poco de todo.

En todo caso, ya están en marcha las presidenciales de 2020 y México será zarandeado por Trump para agitar a sus seguidores. ¿Cuántas concesiones tendrá que hacer el gobierno de López Obrador para apaciguar al candidato Trump? Dada la conexión directa entre nuestras dos fronteras terrestres ¿tendrá México que militarizar su frontera sur para sellarla como lo exigen los del norte?, ¿cuáles serían las consecuencias? Me parece que ha llegado el momento de que la Cuarta Transformación empiece a buscar alternativas a la política de la prudencia y el silencio heroicos.

Seguramente ya tienen uno o varios grupos elaborando esas propuestas en el discreto anonimato. Me parecería mejor que recuperen la promesa hecha en el Proyecto de Nación lopezobradorista de construir "una política exterior de Estado que cuente con el apoyo de los diferentes poderes de la Unión, así como de la sociedad civil en su conjunto"...

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