Sergio Aguayo Quezada / ¿Muerte súbita?

AutorSergio Aguayo Quezada

El movimiento recién nacido tiene el reto de mantener la unidad y resolver las diferencias sobre la forma de relacionarse con los gobernantes mexicanos y con Estados Unidos.

La Caravana del Consuelo y el boletín difundido en Juárez confirmaron lo difícil de preservar la unidad de los diversos. En el discurso, ¡cuán fácil es proclamarse tolerante!; en la práctica, ¡cuántas resistencias para aceptar las diferencias! El bocado más indigesto ha sido siempre la relación del movimiento con quienes gobiernan en general y con Felipe Calderón en particular. Después de todo, quien se supone tiene la capacidad de satisfacer algunas de las peticiones llega con el halo de una elección fraudulenta todavía viva (la de 2006) y algo de responsabilidad con los 40 mil muertos y desaparecidos de una guerra interminable.

El movimiento había encontrado salida en la ambigüedad. En el texto difundido en El Zócalo el 8 de mayo se enumeraron los agravios para luego repetir, en varias ocasiones, que se presentarían las "exigencias" a la autoridad para que las atendiera. Se dejó en el aire la forma concreta en que se procesarían las "exigencias", aunque hubo declaraciones explicando que se invitaría a los gobernantes a un diálogo a realizarse en otra ciudad, después del encuentro en Ciudad Juárez. Por eso confundió que el boletín en el cual se informaba sobre lo discutido en Juárez incluyera la petición concreta de pedirle un juicio político a Calderón.

Un desconcierto parecido surge en la relación con Estados Unidos. El movimiento incorporó la propuesta de enviarle una carta a Barack Obama pidiéndole tomar medidas concretas para frenar el contrabando de armas a México. El boletín arriba mencionado incluyó condenas al imperialismo y una petición expresa de que se termine con la Iniciativa Mérida. Falta el marco que concilie los planteamientos.

Las inconsistencias son normales dada la diversidad de un movimiento que enfrenta el riesgo de una fractura con un portazo. El problema se magnifica porque el tránsito de la protesta a la propuesta se hace con un escrutinio implacable de amigos y enemigos de volátil paciencia. Quienes lo aplaudían el viernes lo sepultaron el lunes. Es tan grande el potencial, y tan repentino su crecimiento, que provoca fuertes reacciones y es cierto que la élite política no le facilita la tarea porque, en el fondo, preferiría la atomización de las protestas.

Dada la coincidencia del encuentro en Juárez con la visita a California de Andrés Manuel...

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