Sergio Aguayo / Ruptura troceada

AutorSergio Aguayo

La boda de Puebla sacó a la luz las contradicciones de una ruptura fragmentada porque fue negociada con actores diversos y fue ratificada en las urnas por un electorado disperso.

Me sumergí en el reportaje de la revista ¡Hola! Caté la melcocha de sus textos breves y la exuberancia de sus 48 fotografías. Entendí el revuelo causado. Hay material de sobra para la burla y el escarnio y resultan infantiles los esfuerzos por responsabilizar intereses oscuros. Es cierto que hay jaurías lanzando dentelladas a la Cuarta Transformación, pero no justifican un espectáculo y unas excusas propias del viejo régimen.

Me centro en las causas del incidente. Recordemos, para empezar, que cuando se cambia de régimen siempre aparece un dilema: ¿cuánto de la vieja cultura y cuántos de los antiguos liderazgos querrá y podrá digerir el nuevo régimen? Hay países que lo negocian y ponen por escrito. En España armaron la conocida "ruptura pactada" que les funcionó bien durante bastante tiempo. Luego, empezaron a fallarle algunos engranes.

En México optamos por el barroquismo de una transición interminable. En el capítulo en curso, Andrés Manuel López Obrador y su equipo alcanzaron acuerdos con un abanico de poderosos; algunos entendimientos los conocemos, otros los intuimos, pero es obvio que Morena regalaba promesas a los poderes fácticos, mientras otros partidos repartían despensas a los pobres de barrios marginales.

¿Cómo vivió el colaborador y confidente de López Obrador los encuentros con quienes transitan regularmente por las páginas de ¡Hola!? Lo ignoramos, aunque intuyo que después de la victoria le resultó natural cumplirle el gusto a su prometida, quien deseaba presumir su riqueza y, en su caso, jactarse de su pertenencia a las nuevas élites (algo similar le pasó a la señora Marta, ¿la recuerdan?). Es probable que no dimensionara el impacto que tendría aparecer en el escaparate de la ostentación, la frivolidad y la cursilería.

Ese número de ¡Hola! es un misil contra el optimismo voluntarista del Presidente electo. Si quien lo acompañó durante 20 años fue incapaz de absorber las virtudes de la austeridad, es obvio que serán insuficientes los hábitos monacales de López Obrador para convertir a quienes se forjaron en la vieja cultura. Los liderazgos impolutos son necesarios pero insuficientes para erradicar las viejas costumbres; Gandhi en India y Mandela en Sudáfrica lo demuestran.

¿Qué sigue? Si estuviéramos en la lógica de una...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR