Siembran Especialista en el Valle del Silicio

AutorGabriel Orihuela

A su llegada a Guadalajara en 1987, la empresa SCI Systems se encontró con una ciudad, que al igual que el resto del País, tenía un alto nivel de desempleo, lo cual, junto con el crecimiento y arribo de centros educativos, la hacían una buena fuente de recursos humanos.

La recesión de aquel tiempo, que volvería después en 1995, dejó a mucha gente sin trabajo, gente que encontró en el incipiente Valle del Silicio mexicano una oportunidad de oro.

"La industria estaba en recesión, por lo que éramos pocos los que crecíamos, parecía que los recursos eran bastantes y lo que había que hacer era tener programas internos para adecuarlos, dada la desvinculación entre la necesidad de la empresa y la currícula académica", recordó Mariano Rodríguez, director de Personal de la empresa.

Sin embargo, menos de una década después, el suelo jalisciense comenzó a recibir a cada vez más empresas electrónicas. Entonces, los directivos de SCI despertaron de su sueño: las cosas no iban a ser tan sencillas.

"Esto debió haber arrancado como en el 96. Se empezó a notar un mayor crecimiento y, por ende, gente entrenada se empezó a ir a otras compañías: nosotros tenemos excelentes ex empleados haciendo magníficos papeles como gerentes en casi todas las empresas de la competencia, cosa que nos da mucho gusto por ellos, pero tristeza por haberlos perdido", reconoció el directivo.

Con la extensión del valle llegó un fenómeno al que las empresas ubicadas en Guadalajara antes de 1995, pocas veces se habían enfrentado: el pirateo de personal, el cual, poco a poco fue extendiendo su campo de acción.

"(El pirateo) empezó con los niveles gerenciales y siguió, siguió y siguió, hasta llegar a todos los niveles; hasta entonces empezamos a sentir que teníamos que hacer algo diferente, las estrategias en ese momento no iban a poder seguir siendo funcionales", dijo Rodríguez.

La situación llegó a ser preocupante. Para utilizar ciertas tecnologías la empresa tenía que invertir para que el trabajador aprendiera inglés, después los capacitaba en la misma empresa y, finalmente, los enviaba a especializarse a los Estados Unidos.

Quienes pasaban por este proceso aumentaban su atractivo para un gran número de empresas, quienes hacían a estos trabajadores ofertas igualmente atractivas.

"La gente regresaba de un curso, que nos podía costar entre 5 y 12 mil dólares por persona, y alguien le ofrece el doble de salario y se iba tranquilamente porque era una excelente oportunidad para el...

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