Silvia Navarro: Con el matrimonio a cuestas

AutorDoly Mallet

A sus 33 años, Silvia Navarro ya lleva varios años de casada, es madre de dos niños y empieza a tener serios problemas maritales... Eso solamente en la película Labios Rojos (2011), porque su realidad de soltera profesionista, actriz y empresaria exitosa no podría ser más diferente.

Sin embargo, eso no le dificultó prepararse para ser Blanca, la protagonista de esta cinta, quien duda de la fidelidad de su esposo.

"Mis amigas de Irapuato están casadas, con hijos y viviendo esas cosas", platica la guanajuatense sobre cómo se preparó para el personaje.

"Planteamos una realidad de una manera muy divertida: antes el hombre era el proveedor, y nosotras seguimos queriendo esta parte de soporte y ayuda; pero también queremos que sea tierno y sensible.

"De la misma forma, las mujeres ya no están todo el tiempo en la casa esperando al marido y haciéndole de comer, sino que tienen sus profesiones. Creo que la manera de conocernos y de respetarnos ha cambiado y seguirá cambiando", expresa.

LA VIDA EN PAREJA

En esta comedia romántica, el marido de Blanca (Jorge Salinas) está demasiado agobiado con el trabajo y deja de prestarle atención a su esposa.

En lugar de que ella lo enfrente, pide consejo a los más diversos personajes, desde su mamá y sus amigas hasta la empleada doméstica y un brujo.

"En México se da mucho el pedir consejos", señala Navarro, "me sorprende que hoy por hoy siga habiendo gente que piensa que la mujer debe aguantarlo todo.

"O están los que meten cizaña, pero al final es lo que hace tan maravilloso este mundo: la lluvia de ideas".

Para la también modelo, los problemas de comunicación de pareja vienen con el cambio que se ha dado en las relaciones de las últimas décadas y la falta de contacto con uno mismo.

"Me preguntas a mí... la soltera", bromea y ríe.

"Somos la generación de los hijos de los divorciados. Yo soy el claro ejemplo de que creo en el matrimonio, creo en la familia como núcleo de la sociedad y como un refugio: tienes un problema, corres con tus papás y tus hermanos y otra vez sales a dar la cara", dice en tono serio.

"Pero también creo que tenemos menos tiempo para nosotros, para escucharnos, para sentirnos; y por lo mismo menos podemos expresarle al otro lo que nos pasa.

"A mí me gusta meditar para conectarme conmigo, en lugar de pararme y salir corriendo...

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