SOBREAVISO / Bajarle a la lumbre

AutorRené Delgado

Hay demasiados fierros en la lumbre, la atmósfera está caliente y no faltan los enardecidos con ganas de soplarle a la flama. Si por desgracia algún incidente inflamara las pasiones, el llano en llamas podría dejar de ser literatura.

Hoy, a los fanáticos de los bandos en conflicto no les interesa saber qué piensa el vecino o el de enfrente, sólo determinar si es o no adversario y, de serlo, definir qué tratamiento darle. Su sensor es infalible, aseguran tener la razón irrebatible y contar con la verdad verdadera, categoría mayor de su dogma respectivo.

En marcha al paraíso o al infierno a donde arribará el país, según el vaticinio correspondiente, unos y otros han levantado una polvareda de insultos y descalificaciones, así como una humareda irrespirable de prejuicios que, de persistir, puede envenenar a más de un alma.

En ese ambiente, entender el mapa de la situación y trazar la mejor ruta para salir del laberinto es un lío. Y, sobra decirlo, sin mapa es más fácil extraviarse que llegar adonde se quiere. A veces, incluso se termina por caminar en círculo y con fatiga.

· · ·

En el juego de las definiciones blanco o negro, apenas unos cuantos prestan oído u ojo al matiz o el argumento, la mayoría exige tomar postura, sumarse a la porra o contraporra y, así, de una vez y para siempre, declararse a favor o en contra del gobierno, asumir la causa a ciegas y agitar la bandera de su emblema sin chistar.

El centro es un lugar inexistente y el equilibrio una postura inadmisible. Se es conservador o liberal, chairo o fifí, corrupto u honesto, neoliberal o populista... se adopta una posición u otra y nada más. Incluso la abstención se mira con sospecha porque, en la lógica de la desconfianza, algo hay detrás.

Cualquier asunto público, principal o secundario, sirve al propósito de encasillar posturas y fijar con quién se cuenta o a quién hay que descontar. Nada de debatir en serio ni reflexionar, sólo cabe alinearse de un lado o del otro y emprender el camino a la trinchera o al frente de las diferencias.

En su credo, no es momento de analizar ni cuestionar. Es hora de afirmar sin andarse con rodeos. Y, lo peor, en la bataola, los líderes de unos y otros poco ayudan a distender y ventilar la atmósfera. Por el contrario, la tensan y enrarecen más.

"Aquí nadie se raja, se la raja" parece la divisa en boga.

· · ·

Reconstruir el engranaje de un país sin frenar su funcionamiento y desarrollo, ahí donde lo hay, es una tarea titánica, sobre todo, si la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR