SOBREAVISO / Debatir y oír

AutorRené Delgado

El 20 de marzo se lanzó un ultimátum. Claro y fuerte lo pronunció Juan Pablo Castañón, en nombre del Consejo Coordinador Empresarial.

"A los candidatos les decimos: ya basta de agravios, de respuestas fáciles y superficiales que sólo apelan al encono social y a la división; ya es tiempo de un debate serio, profundo y responsable sobre el país que estamos construyendo".

Tres días después, justo ante la Cámara de la Industria de la Construcción, Andrés Manuel López Obrador reiteró sus objeciones al Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y, al efecto, propuso instalar una mesa técnica -empresarios, gobierno y Morena- para analizar el asunto y determinar la procedencia o no de la obra.

Consecuente, Juan Pablo Castañón aceptó al vuelo la idea. Empero, de inmediato lo impugnaron su gremio, la administración e, incluso, los otros candidatos. Se cayó y se calló el acuerdo. Luego, el 25 de marzo, el empresariado llamó ya no a debatir, sino a dar certeza jurídica a la inversión, a no politizar los asuntos "de trascendencia para la competitividad" y, de paso, modificó la convocatoria, el carácter y la composición de la mesa originalmente aceptada:

"... la reunión a la que se ha convocado a los equipos técnicos de los candidatos a Presidente de la República, es informativa de las características del nuevo aeropuerto y de ninguna manera pretende tener carácter sancionador de la validez de una obra que ya ha recibido las certificaciones nacionales e internacionales suficientes para su realización". (Las cursivas son propias; la cita, del comunicado del CCE).

Esos cinco o seis días resumen la contradicción en la cual rebota la circunstancia. Se exige contenido y profundidad al dicho de los candidatos presidenciales, pero no cuestionar lo hecho hasta ahora. Sin decirlo, se pide debatir con la vista al frente y sin mirar atrás, a partir de la máxima: a lo hecho, pecho. Sin embargo, es difícil fijar la vista en el horizonte cuando no se sabe bien a bien dónde está uno parado y, sobra decirlo, mucho de lo hecho ha deshecho al país.

Vista la acción, la reacción y la contra-reacción de lo sucedido, cabe preguntar si en verdad se quieren debatir o no los asuntos del interés público. Si se quiere aprovechar o no la campaña para deliberar en serio y abiertamente sobre el presente y el futuro nacional y, a resultas de ello, elegir qué camino tomar.

Después de todo, entre las características de toda elección democrática está generar una sana...

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