SOBREAVISO / Fraude anticipado

AutorRené Delgado

Si por elección presidencial se entiende la renovación de ese poder y por renovación la rehabilitación y la modernización de éste, desde hoy se puede denunciar un fraude.

Al menos, el panismo y el priismo no pretenden renovar el poder presidencial sino mantenerlo sobajado, maniatado por los grupos de interés político, económico y gremial que en los últimos años han imposibilitado replantear el desarrollo nacional. No les interesa ejercer ese poder, nomás ocuparlo y beneficiarse de sus prerrogativas y destellos.

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Diciéndose adversarios históricos, el panismo y el priismo se emparentaron al disputarse la administración -no la solución- de los problemas nacionales desde el Poder Ejecutivo y, con ese motivo, "pelearse" a los aliados que les dieran esa posibilidad. Poco les importó que esos aliados formaran parte de la canalla que ha denigrado a la política y sepultado la posibilidad de quitarle lastres al país. ¡Viva la alternancia en el gobierno, muera la alternativa de gobierno!

"Pelearon" el apoyo de los verdes, de la cúpula del sindicato magisterial y petrolero, del duopolio de las televisoras, de los cacicazgos regionales, ignorando por completo que ello exigía el sacrificio de los intereses nacionales. Por eso, los gánsteres de la política nacional sonríen al subastar su apoyo electoral y garantizar sus privilegios. En la simulación de la rivalidad entre el PRI y el PAN, los beneficiarios son quienes han hecho de su fuerza y poder la posibilidad de su arbitrariedad.

Hoy la diferencia entre esas dos fuerzas es que esta vez el priismo le ganó la partida al panismo que, en su naufragio, busca perder menos de lo previsto y cubrirse la espalda hasta donde pueda. La pequeña diferencia no marca una distinción.

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Si Carlos Castillo Peraza creyó que la política aliancista del panismo con el priismo a raíz de la contienda electoral de 1988 suponía la victoria cultural albiazul, hoy puede afirmarse que no fue así.

El político yucateco presumía ese triunfo a partir de la prevalencia de la agenda política albiazul sobre la tricolor, pero ahí ya no estaba la diferencia: el neoliberalismo en boga hermanaba ese destino con un matiz, la visión priista era más moderna que la panista. El campo donde en todo caso pudo marcarse la diferencia y darse la victoria era en el modo de hacer política pero, por lo visto durante el foxismo y el calderonismo, la subcultura tricolor pudo más que la albiazul.

Hoy, el concepto del gobierno como agencia de colocación...

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