SOBREAVISO / Política en llamas

AutorRené Delgado

Las llamas alcanzan ya la política. El fuego del casino en Monterrey abrasa la política y la actitud del alcalde del Monterrey, Fernando Larrazabal, incinera a su partido.

De no sancionarse la resistencia de ese alcalde a separarse del cargo mientras se aclara su eventual complicidad en la presunta aunque evidente participación de su hermano Jonás en prácticas de extorsión, en cenizas quedará la supuesta frontera entre el crimen y la política.

La impunidad criminal y la negligencia política serán un binomio a conjugar de muy diversos modos. Podrá hablarse por separado de ellas, podrá hablarse de manera combinada de ellas o, bien, podrá intercambiarse su composición para hablar de la impunidad política y la negligencia criminal.

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Si el atentado criminal en el casino dejó ver las lenguas de fuego de una compleja red de corrupción en los tres niveles de gobierno, el video donde aparece Jonás Larrazabal recibiendo dinero en otro casino derrumbó el discurso oficial que, a lo largo del sexenio, ha pretendido separar al crimen de la política.

El video hace evidente algo que se tenía por sospecha: la extorsión no es una práctica exclusiva de delincuentes oficialmente reconocidos como tales, también la practican funcionarios o familiares de estos o, peor aún, unos y otros se asocian para tener un brazo político y otro armado para convencer a las víctimas de la importancia de caerse con el dinero.

La impunidad criminal y la negligencia política quedan, así, integradas en un solo binomio cuyo cemento es la complicidad. Hasta ahora, el discurso oficial se empeñaba en crear la idea de que la política y el crimen nada tenían que ver entre sí. El crimen era y es la bestia negra que enfrentaban autoridades impolutas. Es discurso hacía una salvedad, reconocía vasos comunicantes entre ambas actividades cuando los implicados eran adversarios políticos. Ocasionalmente, perredistas o priistas eran señalados, formal o informalmente, como cómplices del crimen. Ahora, con la resistencia a dejar la alcaldía de Monterrey para favorecer la investigación judicial, Fernando Larrazabal ha dejado abierta la puerta de la eventual complicidad e impunidad de políticos panistas.

Desde esa perspectiva, si la dirigencia nacional de Acción Nacional quedó expuesta como un instrumento débil en extremo, incapaz de hacer valer sus directivas, el gobierno federal está obligado a encarar el problema desde la óptica de la procuración de justicia para dejar en claro el rol de ese...

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