SOBREAVISO / Traficantes

AutorRené Delgado

La inercia política ha retomado su curso y el cinismo se enseñorea. Con o sin antifaz, dirigentes, gobernadores, candidatos, jueces, militares, legisladores, funcionarios y hasta concesionarios instan a la ciudadanía a reelegir y soportar la podredumbre de su desempeño, sin importar las siglas de su credo político.

El tráfico de drogas aparece disminuido frente al tráfico de cargos, votos, prebendas, influencias, puestos, silencios y hasta sanciones. Los narcotraficantes se juegan la vida en el desarrollo de su negocio; los políticos, el presupuesto y las políticas públicas.

Es difícil distinguir a unos y otros. En ambos terrenos, hay cárteles, bandas, capos, operadores... y, desde luego, marchantes menudistas.

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La elección del Estado de México da vértigo: el pasado se pinta como destino.

Veinte años después, la izquierda y la derecha reciclan a sus candidatos y muestran la misma estructura: la incapacidad de implantarse como auténticos partidos y de generar nuevos cuadros políticos. Echan mano de lo que nunca han soltado: la denuncia como discurso, el testimonio como martirio y el oposicionismo como oficio. Y, algo peor: lejos de impulsar una nueva cultura, hacen suya la subcultura tricolor: el voto como mercadería, la promesa como recurso, el elector como cliente, el despilfarro como algo imprescindible.

El priismo está de plácemes. Eruviel Avila no es el hombre de Enrique Peña pero, colocado y amparado como sucesor, amplía las posibilidades del segundo como candidato a la Presidencia de la República. El calderonismo se hunde, Luis Felipe Bravo, el candidato de Los Pinos, no ocupará el quinto lugar porque sólo hay tres. El lopezobradorismo se regocija: no ganó, pero no perdió.

Falta, no puede faltar el conflicto postelectoral, el recurso manido cuando el resultado es adverso... pero, hay un detalle, la presidenta y algunos magistrados del Tribunal Electoral no juzgan la competencia, participan en ella y es muy difícil que le den la espalda a su candidato, Enrique Peña desde luego.

Así se impulsa la participación ciudadana.

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Dicho con elegancia, la ineptitud y la parcialidad del juez Héctor Palomares es expuesta con toda vehemencia por un documental. Dos estudiantes de derecho, Roberto Hernández y Layda Negrete, grabaron el juicio de un Presunto culpable y en él se exhibe desnudo y a la intemperie al juzgador.

¿Qué ocurre entonces? Pues nada, el juez es ratificado en su puesto. El gremio de los juzgadores encabezados por el...

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