SOBREAVISO / Entre lo virtual y lo real

AutorRené Delgado

Vaya paradoja. Ahora se cuenta con un virtual presidente electo y un virtual presidente constitucional y, por lo mismo, con ninguno real.

El presidente saliente se fue de vacaciones, bajó la cortina y no ve por qué rendir cuentas detalladas de lo hecho y lo deshecho. Y el presidente entrante llegó con ansias, levantó la cortina y no ve por qué explicar con detalle cuanto plantea hacer y deshacer.

Ante el vacío, algún especialista en incertidumbre podría escribir el manual: "Cómo sobrevivir sin arritmia, desesperación ni angustia el periodo de transición".

· · ·

Es curioso, hay un nulo flujo informativo por parte de Enrique Peña Nieto y un sobreflujo informativo por parte de Andrés Manuel López Obrador. Y entre ambas corrientes flota una cierta confusión.

El desasosiego deriva de un absurdo. El gobierno saliente pareciera haber renunciado anticipadamente al mandato recibido -a excepción de la negociación del Tratado de Libre Comercio- y no hay quien responda por cuanto acontece o por acciones emprendidas que hasta ahora se conocen. El detalle está en que la responsabilidad de la administración culmina hasta dentro de cuatro meses.

El gobierno entrante, a su vez, anuncia planes, proyectos o políticas, o bien, anticipa nombramientos sin exponer los fundamentos de las pretendidas decisiones. Un anuncio sigue a otro causando la impresión de una cierta actitud atrabancada que no deja claro si responde a un estilo personal o a una estrategia instrumentada a fin de plantar una intención y negociarla con ventajas.

· · ·

El desconcierto sobre cuanto ocurre y ocurrirá deriva de una circunstancia de la cual no son responsables Enrique Peña Nieto ni Andrés Manuel López Obrador: el prolongadísimo periodo de transición. En total cinco meses -ha corrido sólo uno- que, esta vez, parecieran alargarse por la inactividad del primero y la hiperactividad del segundo.

Producto o no de la contundencia del triunfo electoral, Peña Nieto pareciera quererse retirar lo antes posible y López Obrador, acceder y ejercer el poder antes de la fecha indicada.

A ambos políticos, sin embargo, los condena o frena el calendario legal establecido. Al país lo angustia una idea: la administración saliente no puede irse, ni la entrante llegar y, entonces, anida un principio de incertidumbre.

· · ·

Un ingrediente extra es la ruptura de los paradigmas fijados por la costumbre política o, si se quiere, por la subcultura política tricolor.

El gabinete se daba a conocer apenas a unos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR