Sugerencias de Gourmet/ Chicos de humo

AutorG. L. Othón

* 1/2

Con una ubicación demasiado buena para ser cierta, La Tana se instaló hace sólo un mes. Anteriormente, y como mis lectores recordarán, un par de restaurantes habían ocupado esta plaza, y que nunca tuve la oportunidad de visitar.

Su honorable vecino del frente, el Quinta Real, (que seguramente le proporcionará comensales, pues el llamado de carnes, pastas y vinos es muy sugestivo), le da prestancia, de alguna manera, a esta sencilla construcción, con un jardín anterior bien cuidado.

El valet parking, $15.00,(suma anunciada hasta el final), acomoda el carro en esta concurrida vía, particularmente en su cruce con López Mateos.

La antesala de la casa está convertida en un bar bien equipado, mas bien sombrío, como cualquier bar que se precie de tal. Al pasar una pequeña escalera, se encuentra el comedor, que se une al patio descubierto, adornado con plantas y flores. Todo esto le da luminosidad y ventilación al espacio.

La decoración es sencilla. Una mesa con botellas de vino, pastas, panes y flores secas; así como un refrigerador con los cortes de carne, se encuentran a la mitad de la recepción.

Mantelería y vajilla de colores, luz, plantas y flores hacen de este espacio un lugar colorido y refrescante.

Sólo hasta que las carnes empezaron a caer sobre las parrillas la atmósfera cambió paulatinamente de un sugerente aroma a carnes asadas a una nebulosa y persistente humareda que impregnó nuestros trajes hasta bien entrada la tarde.

En las juntas a las que asistí después de la comida, mis vecinos enroscaban la nariz, no se bien si con entusiasmo o con desgano.

El servicio es en su mayoría novato, aunque con disposición. En nuestra mesa, al comienzo, se arremolinaron tres meseros a preguntarnos lo mismo, y a medida que comenzaba a llegar la gente se desaparecieron, al punto de que nuestros platillos principales, llegaron 25 minutos después de haber terminado las entradas.

Es cierto, era viernes. Las mesas se ocuparon con rapidez y, como de todos es sabido, las comidas de viernes se extienden más que las de los otros días de la semana.

En fin, la carta es bastante llamativa, una de licores y refrescos, y otra de vinos le hacen compañía. La de vinos es extensa y bastante completa, los precios son relativamente razonables y en ella encontramos varios chilenos, de mediana a buena calidad, franceses, españoles, italianos y argentinos.

Una canasta con pan hecho en casa, caliente y suave, acompañó a las cuatro y buenas salsas de, ali-oli...

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