Sugerencias del Gourmet/ Detalles helvéticos

AutorG. L. Othon Califica

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Nada pareciera anunciar que tras una de las esquinas de las transitadas y bulliciosas Morelos y Duque de Rivas se encuentra esta apacible y acogedora posada, acomodada muy al estilo de las montañas suizas, cubierta de madera, cuadros con imágenes ad hoc, muebles pintados de florecitas, orden, limpieza y mucho verde al exterior.

Los suizos suelen tener fama de ordenados y precisos. Esta celebridad, traducida al ambiente gastronómico, desata todo tipo sentencias. El desarrollo o nacimiento de la idea de sazón, sustancia y florecimiento de las artes gastronómicas se han atribuido, desde siempre, más a los pueblos mediterráneos que a los nórdicos.

No sin razón, lo reconozco. Pareciera que el frío causa estragos en la exteriorización de la sensualidad o en el acicalamiento de los poblados en los que las bajas temperaturas se hacen presentes.

Lo primordial es protegerse del frío y alimentarse de tal manera que el cuerpo tenga energías, se transforma en un desafío natural. Por el contrario, la abundancia de los climas cálidos, la presencia de mares tibios y noches aromáticas, predisponen a experimentar con el entorno de manera más sensitiva.

Pero también hay que reconocer que todos estos estándares son relativos, y que gracias a la enorme diversidad humana existen maravillosos aciertos culinarios, inventados al calor de los hogares montañosos y muy malas creaciones, originadas a las orillas del suntuoso Mediterráneo.

Suiza se destaca positivamente dentro de los que llamamos países del norte, ya que cuenta con la influencia de varias culturas que han hecho de esta nación un rico muestrario heterogéneo, gracias a sus fronteras con Italia, Francia y Alemania.

Uno de estos aciertos es sin duda la reconocida fondue, que todos reconocemos como suiza, y que ha conquistado objetivamente el mundo de la gastronomía, popularizando y recreando este espléndido y comunitario platillo.

Otro producto similar, creado en las bajas temperaturas helvéticas es la raclette, y que a pesar de ser bastante rústico, lo ha llenado de gloria.

Consiste básicamente en un gran trozo de queso aromático, acomodado en un ingenioso dispositivo. Expuesto al calor se derrite dentro de su propia cáscara, y junto a buenos trozos de pan, y una copa de vino, conforman una de las mayores y mas sencillas mixturas gastronómicas de queso, pan y vino.

El Lüscherly, haciendo honor a esta tradición, tiene varios platillos que incorporan los quesos fundidos, junto con una serie de...

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