Sugerencias del gourmet / Para abrir boca este 2011

AutorG.L. Othón

Este inicio de año me sorprendió en Ofelia Bistro, un nuevo lugar que alcanzó a ver la luz en los últimos días del año pasado y que ahora, después de los obligados asuetos, retoma el ritmo para ofrecerse a los comensales.

El lugar, una casona remodelada y muy bien adecuada, más que un bistro se antoja un lugar formal. A la entrada encontramos un cómodo bar de la firma Hemingway's, con quien comparte propietarios; luego, un pequeño salón comedor con vista a la barra y la cocina, al fondo, una enorme y cálida terraza llena de vegetación y una secreta cava subterránea que conserva aún el inspirador olor a tierra húmeda. La planta alta, todavía sin amueblar, guarda espacio para un escenario futuro.

Con tan buenos antecedentes y probadas referencias, Ofelia Bistro podría replicar lo hecho en Hemingway's, pero toma sus riesgos y su menú, si bien recurre a algunos platos que ya son aciertos, también propone una ruta internacional que lo mismo toma elementos franceses, chinos, españoles que mexicanos.

El primer detenimiento lo hacemos ante su nutrida carta de vinos. Hay tantas opciones como para abrumarse al elegir, pero en ella destacan los españoles, y por razones obvias, los chilenos. Los dueños, amabilísimos, gentiles y entusiastas, traen un poco de su patria embotellada en verdoso cristal y sellada por un corcho.

Nos ofrecieron el vino de la casa, había a disposición un Syrah de Alfredo Roca y a él nos atuvimos. Curioso que su selección no fuera un chileno.

Después dedicamos la lectura al menú, menos extenso pero no menos sustancioso. Me intriga la selección de recetas pues parece no haber un hilo conductor, pero quizá justo allí reside su riqueza. Las posibilidades se abren cuando el compañero de mesa puede elegir algo tan sobrio como una ensalada César, mientras tú experimentas con un robalo relleno de huazontle, una sopa borsch o unas albóndigas al chipotle.

La carta se divide en entrantes, como el steak tártara o el corazón de alcachofa y flor de calabaza; sopas, como la de fideos secos o la crema conde (esa delicia hecha a base de frijoles); ensaladas, como la César con atún o la de palmitos; pastas, como los ravioles de pato, y un listado de platos fuertes como el porter house, lomo de cerdo en frutas secas o Chateaubriand al wiskhy. Anexo a ella, y al parecer sólo por apertura, cuentan con tres menús de degustación que se complementan y van desde seis hasta 10 ítems.

Como aún sigo en los excesos de las fiestas decembrinas, no dudé en...

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