Sugerencias del gourmet / Exploración en la mesa

AutorG.L. Othón

Ofelia es el último proyecto gastronómico de una familia restaurantera y de chefs. Ubicado en una gran casona al borde de una de las avenidas más transitadas de la Colonia Providencia.

En el lugar no hay rincón que no esté pensado o diseñado, desde su terraza, su barra y la zona de mesas, todas acogedoras y con montaje clásico y formal (desde dobles copas, plato de servicio, cuchillería, hasta mantelería).

Ya posicionado, y después de aceptar la sugerencia de probar un martini de mazapán y una sangría preparada, la cocina envió como botana de cortesía un mini won ton.

El pequeño bocado de inspiración oriental era una preparación de escargots (caracoles), champiñones, perejil picadito y mantequilla. Va envuelto a manera de bolso con una pasta delgada, casi al punto de ser dorada.

El sabor es muy bueno y especial, confluyen moderadamente todos los ingredientes y la consistencia y textura son agradables, excelente inicio.

Al llegar las bebidas, para mí fueron grata experiencia, las dos.

Incluso, me hizo reflexionar sobre la importancia de esta área en los restaurantes.

Definitivamente, la bebida con la que comienzas, así como con la que maridarás los alimentos -y hablo de cocteles y bebidas preparadas, no sólo de vino-, son esenciales.

La sangría era fresca y equilibrada, el limón no tan ácido ni tan dulce, y el vino correcto.

Recuerdo que más de algún restaurantero tiene la fea práctica de jubilar a los vinos abiertos o avinagrados a la sección de sangrías, pues creen que con la mezcla se cubrirán los defectos del producto.

El martini fue una bomba de placer: vodka, Frangelico y mazapán construido como sólo los mixólogos, gracias a sus alquimias, lo saben hacer. Éste resultó en un trago corto que ya quisiera fuera largo. Me encantó.

Pero bueno, pasando a la materia sápida, se solicitó como primeros platos un pulpo en escabeche y el trío de crepas mexicanas.

El pulpo estaba excelente para dos personas. La preparación viene en escabeche y los trozos son grandes. Se mezcla con pedazos de papa frita y se sienten los granos de sal marina.

Aunque la idea para comerlo es servido como tacos con las hojas de lechuga que lo acompañan, me parece que al hacerlo así se aporta un poco más de agua y se diluye el sabor. Por ello, preferí comerlo directo y con tenedor y cuchara, así pude sentir el sabor avinagrado del escabeche, la sal y papa.

El pulpo está bien cocido, igual que la papa. Al final me lo imaginé en una presentación diferente, cuchareándolo...

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