Sugerencias del gourmet / Toque de familia portuguesa

AutorG.L. Othón

Normalmente no suele importarme tanto la ubicación de los lugares a visitar. Para encontrarse con un buen plato no hay excusa. Siempre he pensado que la comida, por sobre todas las cosas, deberá estar por encima de "banalidades". Pero esta visita me hizo repensar sobre el tema.

La ubicación es complicada, Portugalia está sobre Hidalgo, una Avenida de alta velocidad, que de origen no era así, pero por culpa de todas nuestras prisas la hemos convertido en eso.

Tiene un frente de escasos cuatro metros, pero su ingreso comienza a 10 o más metros de la banqueta. La formula perfecta para ser invisible a los clientes.

Yo, con dirección en mano, y con consulta previa en mapa en línea, me costó encontrarlo.

El lugar, es un local más. No fue construido para albergar a un restaurante. La decoración e iluminación es muy básica, modesta. El único toque que te permite pensar en la promesa de los platos son los pósters-fotos de Portugal.

La carta me entusiasmó por la diversidad de preparaciones no comunes en nuestra comarca, que provocan la sesión de preguntas-respuestas de ¿qué es ésto?....Al fin se solicitó de primero un pulpo al Oporto y la sopa del día (caldo verde).

Para acompañarlos un vino tinto de la casa, que me pareció muy bueno, y un vino verdiño, tradicional portugués que igualmente era bueno y un poco seco.

Los pulpos se presentan en un plato amplio con una porción de ensalada sencilla, de lechuga y jitomate. Los trozos son grandes, casi el tentáculo completo. Vienen con un aceite-salsa colorada y pedazos de ajo y papa.

La boca no reconoció algún rastro de Oporto. Se detecta el ajo y pimentón. La consistencia del molusco no es del todo buena, no es firme y crujiente, más bien es suave y hasta chiclosa.

Pero el pecado mayor es la limpieza de las pequeñas papas. No son cambray, son de las típicas amarillas, pero pequeñas. Las dejaron con los "ojos", esos pequeños orificios tan normales en estos tubérculos, y que se acostumbran acumular de tierra.Pero que a la hora de estar masticando no es tan agradable.

El caldo verde, es espeso. Tiene poro, papa y acelga. Flota un par de trozos de lo que parece un chorizo artesanal que prepararon allí. Lo digo porque no tiene ese fuerte gusto de un chorizo mexicano, y le da un agradable, estable y suave sabor cárnico al conjunto.

Lo único reconocible en el caldo es la verde acelga, entre el cortado fino y la larga cocción, el poro está transparente y completamente rendido, suave, discreto. También la papa me...

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