Sugerencias del gourmet / Nueva tentación a la vista...

AutorG.L. Othón

En lo que se podría considerar la cochera de una casa de la Colonia La Estancia, por Sebastián Bach, existe un pequeño paraíso, un muy potable pozo de placer matinal y vespertino, un espacio en el que si uno no controla la tríada de deseo, olfato y vista, fácilmente se convertirá en un lugar de perdición y descontrol.

La casa marcada con el número 5074, entre las Avenidas Patria y Miguel Ángel, recién abrió un horno con giro de panadería francesa, OhLaLa!

Dulces, salados y neutros son los panes, pastas y bocados que producen y venden en este sencillo y limpio establecimiento. Sin más que algunas canastas de mimbre y pizarrones en donde escriben día a día la variedad de elaboraciones, la mejor decoración que puede aportar el lugar es el aroma.

Dependiendo la hora (9:00 ó 16:00 horas) usted encontrará la fiesta del pan horneado, ya sea una hogaza de centeno -con la levadura revoloteando por la nariz-, o alguna pasta brioche y su delicioso aroma amantequillado, o en el peor de los casos, el del intenso chocolate derretido aplicado en un eclair.

Están igualmente expuestos los panes, en canastas o charolas para que el cliente seleccione, como en panadería de barrio, su tentación predilecta. Esto es muy bueno pues así cualquiera de nosotros podemos elegir -aunque aquí es complicado porque se puede advertir la controlada técnica y conocimiento del horno en donde se trabajó, por lo parejo de su cocción-, al más "quemadito" o no de la camada, según gustos y filias personales.

Los visité en un par de ocasiones, primero para probar la repostería dulce. De esta primera visita puedo decirles que, acompañados con leche, café, jugo de cítricos y hasta con destilados, las piezas funcionaron estupendamente.

Comencemos la descripción con los chocolatines que son una especie de pasta danesa enrollada y rellena de una intensa y granulosa franja de chocolate, que cuando fui estaban un poco dorados -como me gustan-, y aunque de vista consideré que tenía poco chocolate, a las primeras mordidas sentí lo intenso del menjurje de chocolate que combinaba perfecto con la pasta danesa.

Las mil hojas con crema pastelera ligerita y tradicional también son muy buenas, la pasta muy bien, "crujiente" si se me permite el término, y la crema -no muy dulce- con una consistencia y sabor que te empuja a querer más. Por cierto, lo probé después de una cena acompañado de unos sorbitos de mezcal añejo y fue tremendo encuentro.

Cerré la experiencia dulce con un chausson aux pommes...

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