Talento oaxaqueño

AutorJosé Arrieta

FOTOS: IVÁN SERNA

Tras visitar la capital de este estado y apreciar el ex Convento de Santo Domingo, el Teatro Macedonio Alcalá y el Mercado 20 de Noviembre, entre otros atractivos, el apetito por la belleza apenas se abre.

Para satisfacerlo, hay que conocer los pueblos que rodean a los Valles Centrales de Oaxaca. Partiendo de la ciudad, hay que ir a San Antonio Arrazola (a 9 km) para apreciar las tallas de madera; si se desea comida tradicional, hay que visitar Teotitlán del Valle (28.8 km), y si se buscan historias, el destino es Santa María del Tule (14 km). Hay que ir con el estómago vacío y el corazón dispuesto; así como cuando se visita a un amigo.

SUEÑO DE LA MADERA

Hace 90 años, en San Antonio Arrazola, don Manuel Jiménez soñó con animales tallados en trozos de madera. Esas creaciones cobraron vida propia y ahora son un emblema de la artesanía mexicana.

"Él empieza a tallar a los 8 años. Empezó jugando, ya que no tenía con qué jugar y mi padre deseaba tener juguetes", dice Angélico Jiménez, heredero de la tradición.

De su taller surgen jaguares, tigres, sirenas y gatos, que sólo guardan parentesco terrenal en la forma.

"Todas nuestras tallas siempre son por imaginación. Los tenemos aquí, dentro de nuestros sentidos; luego empezamos a trazar con el machete, a usar las gubias y el cuchillo para afinar la obra.

"A mí me gusta tallar los nahuales, que son humanos que se transformaban hace mucho tiempo en animales como tigrillos, perros y conejos", señala Angélico.

El artista dice que, en esta tierra, esos seres sobrenaturales operaban maravillas, sanando a la gente. Aunque ya no es posible verlos, lo que es seguro es que, en este espacio mágico, la madera inanimada cobra vida guiada por el talento de un sueño inagotable.

ILUSIÓN INFANTIL

"Laaa Cooola de Caballo; los Tres Reyes Magooos. Síganme por acá, por favor".

En un tono casi maquinal, Paulina señala las figuras que, según la tradición, han aparecido en el ahuehuete símbolo de la comunidad. Tiene sólo 9 años, pero ya es una veterana guiando a turistas que, para compartir su mirada, deben aprender a sorprenderse como niños.

"Las figuras son del mismo tronco; no están hechas por la mano del hombre. La Melena del León, la Cabeza de Ajo, los Tres Reyes Magos, el Cocodrilo..." señala don Pedro, guardián del árbol al que expertos biólogos le han calculado unos dos mil años de antigüedad.

Elegir a los jóvenes representantes del poblado de Santa María del Tule no es tarea fácil.

"Las mamás...

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